La
migraña nada tiene que ver con una predisposición negativa o una actitud mental
dañina o hipocondríaca. La migraña es un trastorno real originado por una
condición fisiológica que predispone a una persona a estos dolores de cabeza
intensos y paralizadores. Por eso es importante reconocer que la migraña no es
un simple dolor de cabeza. Las nauseas, vómitos, sensibilidad a la luz y al
ruido, fatiga, debilidad, irritabilidad, molestias visuales y otros problemas
que suelen acompañar al dolor de cabeza, son parte de la “enfermedad migraña". En la actualidad se ha
demostrado que todos eso síntomas son parte del mismo trastorno bioquímico.
Del síntoma a la enfermedad
La
migraña es lo que los médicos llaman un trastorno primario. Esto significa que
es una enfermedad, no un síntoma que manifiesta que algo está mal en una
persona. Aun si la persona padece alergias, sinusitis, cálculos biliares,
artrosis o problemas psicológicos, estos no pueden considerarse como la causa
de la migraña. Al igual que la diabetes,
el asma o la artritis, la migraña es una enfermedad crónica, por lo tanto no
puede ser curada de manera definitiva. In embargo, como en los otros trastornos
crónicos, puede ser manejada y controlada adecuadamente. La migraña tiene
tratamiento médico que ayuda al paciente a mejorar notablemente su calidad de
vida olvidándose de ese dolor tan agudo.
La migraña
clásica comienza con un aura que dura de 10 a 30 minutos antes de empezar el
dolor. Durante el ataque, el aura desaparece y el dolor se hace más intenso y
palpitante. El dolor ataca un solo lado de la cabeza. A veces el vomitar alivia
el ataque. Una migraña puede durar desde unos 30 minutos a 5 días o más. Los desencadenantes de la migraña son diferentes en cada persona. Puede existir un solo factor que cause la
migraña en un paciente, o quizá sea una combinación de varios aspectos como la
alimentación, el estrés, el entorno o la conducta.
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