lunes, 14 de abril de 2014

Las mejores verduras para conservarse en forma (1ª parte)



Las verduras y hortalizas contienen casi todas las vitaminas y minerales esenciales que necesita nuestro organismo. Durante su desarrollo y crecimiento natural estos alimentos reciben las sustancias de la tierra, el agua y el sol. Sin embargo, si se someten a procesos de elaboración y cocción, muchas de sus propiedades naturales se pierden. De ahí la importancia de aprender a comerlos crudos y descubrir su sabor intacto. En este sentido, una dieta con predominio de alimentos cocidos resulta más pobre en vitaminas y minerales, y posiblemente más rica en grasas e hidratos de carbono.
Por otra parte, las carencias vitamínicas pueden contrarrestarse modificando la alimentación diaria, al incorporar una mayor cantidad de verduras y hortalizas crudas. En los alimentos crudos las materias nutritivas y vitaminas están en perfecto equilibrio y sólo aportan beneficios nutritivos al cuerpo, cosa que no sucede con los alimentos procesados. Debido a eso, es sumamente importante conocer cuáles son los alimentos que deben comerse crudos, para aprovechar así todas sus propiedades curativas y preventivas. He aquí una lista de ellos:

Ajo: Posee antibióticos y un poder bacteriano que se prolonga por varios días después de haberlo ingerido. También se ha demostrado su eficacia contra los virus A y B de la gripe. Crudo tiene un poder desinfectante muy superior al alcohol de 90º, aunque después de la cocción su capacidad medicinal se reduce en un 90%, pierde un 30% de agua, se destruyen y coagulan proteínas, desaparecen las vitaminas y la mayor parte de las sales minerales, aportando únicamente grasas e hidratos de carbono.
Una vez ingerido desinfecta la boca, aumenta el apetito, estimula la secreción de la saliva y jugos gástricos y desinfecta los intestinos, combatiendo posibles parásitos y fermentaciones anormales. Además estimula el funcionamiento del hígado, páncreas, tiroides, pituitaria y suprarrenales. Por otra parte, moviliza el plasma sanguíneo y el ritmo cardíaco, enriquece y fluidifica la sangre, constituyéndose como un profiláctico de arteriosclerosis y embolias Se recomienda especialmente para personas con reuma, artritis, ciática y várices.
Alcauciles (alcachofas): Al ser hervidos pierden alrededor del 25% de agua, albúminas, parte de las sales minerales y vitaminas, aunque conservan los hidratos de carbono.
Sus partes comestibles, al estar crudas contienen vitaminas A, B1, B2 y C, potasio, calcio, magnesio, manganeso, insulina, azúcares, taninos, 80% de agua, 11% de hidratos de carbono, entre un 2% y un 4% de proteínas y un 0,1 % de grasas.
Es imprescindible en enfermedades del hígado, vesícula, molestias del aparato digestivo, alteraciones del metabolismo celular, en insuficiencias renales, reuma y diabetes. Para comerlas crudas se utiliza solamente su parte central, quitando los pellejos que deben sacarse en el mismo momento en que se consumirán para evitar que se oxiden, también conviene rociarlas con limón para evitar que se pongan negras después de cortarlas.
Apio: Gracias a su contenido de aceite etéreo, ejerce una importante función en los riñones, debido a que dilata los vasos renales, facilitando de ese modo la expulsión del agua y, como consecuencia, los desechos que suele retener el organismo. También es muy efectivo para las personas con tendencia a formar cálculos renales. Combina muy bien con ensaladas de verduras o en preparados energéticos con manzana, nuez y mayonesa.

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