La
densidad ósea puede permanecer intacta en mujeres físicamente activas y en
hombres que realizan trabajos de fuerza que involucran movimientos musculares
con cierta intensidad. Pero si permaneces inactivo, es probable que más
adelante padezcas de osteoporosis sin poder prevenirla como a esta edad. Por
eso es importante que encares un plan regular de ejercicios tanto aeróbicos
como de fuerza. Por su parte, los ejercicios con pesas contribuyen a retener el
calcio en los huesos manteniendo así un esqueleto saludable.
Más músculos, menos grasa
Con el
correr de los años la fuerza corporal disminuye hasta el punto de la debilidad
muscular. Por eso para mantenerla es imprescindible entrenarla, sobre todo en
esta etapa de la vida. La transición de la juventud a la edad adulta es la
etapa más propicia para conservar las capacidades físicas adquiridas o, en su
defecto, para formarlas. Si llevas una actividad física, pues continua con
ella; si eres una persona inactiva, comienza cuanto antes a entrenar la fuerza a
través de actividades deportivas y ejercicios que involucren el levantamiento
de pesas. También las tareas del hogar y los trabajos en el jardín contribuyen
a fortalecer la masa muscular.
Por
otro lado, para mantener un bajo porcentaje de grasa corporal es preciso
mantener un nivel moderado de actividad física y controlar principalmente la
ingesta de calorías. A esta edad, un exceso en la comidas se traduce
rápidamente en grasa localizada y para quemarla es preciso aumentar cada vez
más el tiempo de ejercitación. Una disminución de 100 calorías diarias permite
conservar el peso corporal de los 20 años, siempre y cuando el ejercicio físico
se mantenga. La inactividad no es recomendada a ninguna edad, pero a los 30
años sus efectos nocivos se potencian notablemente ya que el cuerpo sufre aún
más las consecuencias de la falta de movimiento físico e incide negativamente
en la salud de las etapas posteriores.
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