jueves, 28 de noviembre de 2013

Claves de alimentación para la diabetes



La diabetes es una enfermedad que ocasiona una disminución absoluta o relativa de insulina. Esa carencia provoca alteraciones en el metabolismo de los azúcares, de las proteínas y de las grasas. Una vez detectado la forma de diabetes, es necesario mantenerla bajo control a través de un equilibrio entre la comida, la actividad física y los medicamentos recetados por el médico.
Si padeces diabetes, te propongo que sigas los siguientes consejos prácticos de alimentación que te ayudarán a complementar al tratamiento médico y elevar así tu calidad de vida:

Prepara la comida de forma natural: No sólo debes considerar el consumo de alimentos sanos, sino también la forma de prepararlos. Es preciso que aprendas a utilizar una mínima cantidad de grasa, sal y azúcar en las preparaciones.
Divide las comidas: De ser necesario recurre a un nutricionista para que te ayude a planificar tus comidas diarias. Es recomendable tener un mínimo de 3 comidas al día e ingerir la cantidad adecuada de alimentos en cada una de ellas. Lo ideal es llevar 4 comidas principales y dos colaciones y, contrario a lo que muchos creen, comer menos cantidad más veces es mejor que comer más cantidad menos veces. Además de esta forma controlas el hambre, la ansiedad y el consecuente sobrepeso.
Lleva una dieta variada: Tu alimentación diaria debe aportar todos los nutrientes necesarios para que el organismo funcione correctamente. Entre los principales grupos de comidas debes incluir: panes, cereales, pastas, arroz integral, verduras, frutas, carnes (sobre todo pescado y pollo), lácteos descremados, legumbres, huevo, frutos secos y aceites vegetales.
Controla el consumo de azúcar: Es necesario que controles cuánta azúcar consumes a través de los alimentos. Para ello evita las gaseosas, los jugos y otras bebidas procesadas con azúcar. También limita el consumo de los productos de pastelería y las golosinas. Por otro lado, es muy útil que leas las etiquetas de los productos antes de comprarlos; evita aquellos en los que figuran las palabras como sacarosa, dextrosa, miel de abeja, almíbar de maíz, fructuosa, melaza o azúcar en polvo. Es muy recomendable que respecto al tema del azúcar consultes siempre con tu médico.
Limita el consumo de grasas y sal: Debes prestar especial atención a los productos grasosos y demasiado salados. Las comidas al horno, la parrilla o hervidas son más sanas que los alimentos fritos. Consume siempre carne magra (con poca grasa) y lácteos desnatados (descremados). Respecto a la sal, siempre utilízala luego de las preparaciones (nunca cocines con sal ya que se impregna en los alimentos), evita los alimentos enlatados y nunca pongas sal a un comida sin haberla probado antes.

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