1.
Falta de energía:
Los alimentos mal digeridos no son absorbidos por el torrente sanguíneo. Por lo
tanto, gran parte de dichos alimentos queda en el intestino en lugar de ser
transportada a las células para generar energía.
2. Carencias nutritivas: Las vitaminas y los minerales esenciales para la vida provienen de la alimentación, por lo que es muy probable que la mala digestión y absorción de los alimentos produzca deficiencias nutritivas múltiples. Tales deficiencias pueden tener consecuencias de gran alcance y a largo plazo, desde cansancio hasta un mayor riesgo de sufrir afecciones cardíacas y cáncer.
2. Carencias nutritivas: Las vitaminas y los minerales esenciales para la vida provienen de la alimentación, por lo que es muy probable que la mala digestión y absorción de los alimentos produzca deficiencias nutritivas múltiples. Tales deficiencias pueden tener consecuencias de gran alcance y a largo plazo, desde cansancio hasta un mayor riesgo de sufrir afecciones cardíacas y cáncer.
3.
Malestar digestivo:
Si el sistema digestivo es ineficaz, los alimentos no digeridos o digeridos en
forma parcial pueden fermentar en el intestino. Esto puede provocar gases que
de despiden a través de eructos o flatulencias, así como hinchazón y dolor
abdominal.
4.
Alteración del movimiento de los intestinos: La mala digestión genera constipación o
flojedad intestinal y a veces una combinación de ambas.
¿Cómo prevenir la indigestión?
La
indigestión puede describirse como un malestar abdominal que se siente después
de comer. Cuando hay dolor, suele situarse en la parte superior del abdomen.
Otros síntomas comunes son náuseas, hinchazón y eructos en exceso. La indigestión
en general puede ser la consecuencia de una gastritis (inflamación de las
paredes del estómago), o de una úlcera en el estómago o en el duodeno (la
primera porción del intestino delgado). Los agentes que contribuyen a la
indigestión son el exceso o la escasez de acidez estomacal, una inadecuada
masticación y el exceso de comida. Para prevenirla nada mejor que adoptar
ciertos hábitos y descartar otros.
Lo
que debes hacer:
•
Masticar muy bien la comida: Mastica cada bocado de comida de 20 a 30 veces.
• Comer
poco y con frecuencia: Dado que las comidas abundantes pueden sobrecargar el
sistema digestivo, evita comer demasiada cantidad cada vez.
•
Preparar comidas sabrosas: La expectativa de una comida sabrosa aumenta la
secreción de jugos digestivos y por lo tanto favorece la digestión. Nunca comas
algo por obligación si realmente no te agrada.
Lo
que debes evitar:
• Comer
a última hora: Trata de no comer después de las 21 horas.
• Beber
con las comidas: Calma la sed bebiendo líquidos entre las comidas y no bebas
más de un vaso pequeño de líquido mientras comes.
• Comer mientras trabajas: Las comidas tienen que constituir un momento libre de tensiones y de distracciones tales como leer o mirar televisión.
• Comer mientras trabajas: Las comidas tienen que constituir un momento libre de tensiones y de distracciones tales como leer o mirar televisión.
• Comer
rápido: Dedica el tiempo suficiente para comer, de modo que puedas disfrutar de
la comida sin apresuramientos.
• Tomar digestivos libremente, excepto que esté recetado por un médico. Los antiácidos en general reducen la capacidad digestiva.
• Tomar digestivos libremente, excepto que esté recetado por un médico. Los antiácidos en general reducen la capacidad digestiva.
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