Verduras: Puras vitaminas y minerales
Existen numerosas formas de cocinar las
verduras. El arte de cocinar es encontrar el modo de cocción y el tiempo
adecuado para cada una de ellas, por ejemplo:
• La cocción al vapor (las verduras se
colocan sobre un recipiente de
agua hirviendo: el vapor del agua las irá cocinando); sirve para la mayoría de
las verduras, pero hay que recordar que un porcentaje de las vitaminas y
minerales se desaprovecha.
• Una cocción breve (de algunos minutos) con
agua es ideal para las coles, las espinacas y los nabos.
• Precocer algunas verduras con poco aceite:
se utiliza en el caso de las cebollas, espinacas y algunas verduras acuosas. La
destrucción de vitaminas es mayor que en el caso de la cocción con agua, pero
es útil si se trata de una precocción breve que luego continuará en una mezcla
(guisos, tartas, etcétera).
Cereales: Hidratos de carbono más
vitaminas
Excepto en el caso del arroz, los cereales
deben cocinarse con una técnica específica y con un tiempo determinado de
cocción. Ocurre que si no se cocinan lo suficiente, los cereales son indigestos
y poco asimilables; por el contrario, si se cuecen demasiado, se pasan, pierden sabor y parte de su valor nutritivo. Los cereales en grano
(arroz, avena, cebada, trigo, etc.) deberán estar tiernos, pero no pasados ni
aplastados. Las pastas deben estar "al
dente" (cocidas, pero algo duras). La cocción con abundante agua es
la que más se utiliza para los cereales. En cuanto al problema de la
destrucción de vitaminas, es menor que en el caso de las verduras, ya que los
cereales contienen sobre todo vitaminas del grupo B que, excepto la Bl
(tiamina), son muy resistentes al calor.
Legumbres: Fuente de proteínas
vegetales
Las legumbres deben cocerse durante mucho
tiempo y a fuego lento, respetando siempre algunas reglas de las que dependen
su sabor y su digestibilidad:
• Ponerlas en remojo durante al menos una
noche (no es indispensable para las lentejas y las arvejas peladas).
Cubrir con agua fría (o templada) y poner a
fuego muy lento para que la temperatura suba gradualmente. Estas precauciones
son esenciales para las chauchas, los garbanzos o las habas.
• Dejar cocer a fuego lento, a temperatura
ligeramente inferior a la ebullición, o dejar que haga hervores muy lentos. No
cocer nunca a fuego fuerte (sobre todo las chauchas y las arvejas).
• Salar siempre al final de la cocción, ya
que si se sala al principio las leguminosas quedan duras.
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