Apoyado en un pie, levanta del suelo el otro
y sacúdelo flojamente, desde el tobillo hacia abajo. No sacudas la pierna, sino
solamente el pie. Luego cambia el peso del cuerpo y repite el ejercicio con el
otro pie. Este
ejercicio, muy bueno para calentar los pies
fríos, debe realizarse con los pies descalzos.
Antes de conciliar el sueño y cuando tus pies
estén hinchados y cansados, reclínate boca arriba en una superficie dura y
apoya los pies contra una pared, puerta o mueble tan altos como pueda. Deja los
brazos al lado del cuerpo, cierra los ojos y respira profundamente. Este
ejercicio también está indicado para personas que sufren de várices y es muy
bueno para eliminar el estrés acumulado durante el día; de esta forma puedes
obtener un mejor descanso nocturno.
Relajación de la parte superior del cuerpo
El ejercicio ideal para liberar tensiones y
prepararse para un sueño profundo. Colócate con los pies ligeramente separados,
deja caer la cabeza flojamente hacia adelante y luego gírala despacio, como
muerta, en un círculo similar al movimiento de las agujas del reloj.
Luego, deja caer los hombros hacia adelante,
con los brazos colgando, y realiza un movimiento con los hombros en el mismo
sentido, manteniendo durante el resto del ejercicio a la cabeza y los brazos
sueltos. Ahora, adelanta el pecho y realiza el mismo movimiento circular, pero
incluyendo el pecho, los hombros, los brazos y la cabeza. Finalmente, adelanta todo el
tronco desde la cintura para arriba moviéndolo despacio, como muerto, en
sentido circular, inclinándolo al frente, de costado a la derecha, hacia
atrás y de costado a la izquierda todo lo que pueda. Después de haber completado
el círculo, repite todo el proceso de relajación al revés de cómo empezaste:
primero el tronco, después el pecho, luego los hombros y finalmente la cabeza.
Realiza este ejercicio siempre antes de acostarte y a la mañana al despertarte.
Descanso visual
Siéntate ante una mesa en la que hayas apilado
suficientes libros como para que, al apoyar en ellos los codos y taparte los
ojos con las palmas de las manos, quedes ubicado de tal manera que tu cabeza
permanezca erguida. Ahora frótate las manos vigorosamente, hasta que sienta
las palmas calientes, apoya los codos en los libros o cojines que tienes enfrente
y coloca las palmas de las manos en forma de copa sobre sus ojos, con los dedos
cruzados sobre la frente, de manera que las partes huecas de las manos se
posen sobre los párpados. Así la vista descansa y la mente se relaja.
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