Las
emociones también se rigen de acuerdo a determinados esquemas preestablecidos. Por
ejemplo, no se puede disfrutar de tener algo si siempre se aspira a tener algo
más para ser feliz. Sólo estar plenamente en lo que nos toca vivir hará que
podamos disfrutarlo en toda su dimensión y sin perdernos de nada. De otra manera, una
actitud de recuerdo permanente lleva a depresiones, angustias, sensaciones de
vacío y fracasos repetidos.
Es
preciso entender que, exceptuando lo patológico como neurosis o esquizofrenias,
no existe ninguna situación que no pueda ser modificada mediante la adaptación
a las circunstancias y una dosis de voluntad y actitud de avance. Liberarse del pasado es la clave para disfrutar el presente en toda su dimensión.
Mal de amores
En el plano
del amor, más que en otros, es donde se
demuestra que es posible dejar atrás una situación para dar paso a otra nueva,
aunque existen honrosas excepciones. Y a rigor de verdad, el ciclo de los
encuentros y desencuentros se puede repetir varias veces a lo largo de nuestras
vidas.
Los cambios provienen a veces de nuestro propio crecimiento, que nos lleva a entender que esa persona con la que compartimos un periodo de amor ya no se adecua a nuestras expectativas o deseos de desarrollo humano, o quizá porque la otra persona nos abandona por las mismas razones.
Los cambios provienen a veces de nuestro propio crecimiento, que nos lleva a entender que esa persona con la que compartimos un periodo de amor ya no se adecua a nuestras expectativas o deseos de desarrollo humano, o quizá porque la otra persona nos abandona por las mismas razones.
Es
preciso entender que no se trata de ser injusto con los recuerdos de los buenos
momentos compartidos con otra persona, sino de no quedar sumidos en una
nostalgia interminable. De aquella pareja que terminó hay que rescatar siempre lo
positivo, el aprendizaje humano, la experiencia vital irreemplazable (porque
toda persona es irremplazable, puesto que es única). Pero nunca añorar o buscar
un reemplazo, porque entonces se cae en comparaciones odiosas, en dudas sin
sentidos, en miedo a volver a lo mismo de antes, y en definitiva no se vive el
amor como experiencia íntegra del presente, sino como un recuerdo o un sueño
inalcanzable.
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