El remo
es una de las actividades físicas más completas y recomendadas por todos los
profesionales de la actividad física y el fitness. Se considera el
entrenamiento ideal para poner en forma todo el cuerpo. Al remar trabajan las
piernas, el tronco, el abdomen y la espalda, al mismo tiempo que se fortalece
el corazón y los pulmones. Aunque quienes eligen este deporte suelen hacerlo
por una razón no menos importante: el contacto con la naturaleza.
Por
otro lado, salir a remar permite entrenar el cuerpo al mismo tiempo que uno
disfruta del sol, del aire y el viento y de los paisajes naturales.
Precisamente son estas características las que definen al remo como una
excelente alternativa para liberar tensiones y recrear la mente. Y aunque
muchas personas crean que remar es complicado y difícil, la técnica puede
aprenderse en solo un día.
Los
movimientos para conducir un bote son muy sencillos. Sin embargo, si se quiere
adquirir destreza, se necesita constancia y salir a remar por lo menos una vez
por semana. Perfeccionar la técnica y adquirir velocidad lleva un tiempo, y se
deben conocer las normas de navegación para adquirir una licencia de remo: cómo
hay que mantener la "mano" (se debe ir siempre por la derecha), virar
el bote, atracar (estacionar) o tomar una ola en caso de cruzarse con una
lancha u otra embarcación.
Todo el cuerpo en movimiento
Al
remar se utilizan todos los grandes grupos musculares: brazos, abdominales,
dorsales (espinales y trapecio) y, principalmente, las piernas. Además del
desarrollo de la fuerza, el remo es un deporte aeróbico, tan eficaz como la
bicicleta, el trote o la marcha. En el mismo bote se puede realizar un
entrenamiento que apunte a mejorar la resistencia aeróbica aumentando la
capacidad cardíaca y pulmonar.
Comparado
con el trote o la marcha, el remo es un ejercicio aeróbico más completo. Al
correr sólo se utilizan las piernas, mientras que al remar se usa la fuerza de
brazos y de los músculos del abdomen. Así, 300 remadas equivalen a 300
movimientos abdominales. También se fortalece toda la musculatura posterior
(trapecios, deltoides y dorsales) y se mejora la postura. La espalda debe
aguantar por oposición la fuerza ejecutada con las piernas. El trabajo es
comparable a las sentadillas o el levantamiento de pesas que se realiza en el
gimnasio.
Por
otra parte, se adquiere flexibilidad, ya que los movimientos de extensión y relajación
son constantes y sincronizados. Trabaja todo el tren superior de grupos
musculares (pectorales, bíceps y tríceps). Los músculos no trabajan en forma
aislada sino en coordinación: al flexionar el brazo se involucran varios
músculos que ayudan a soportar el peso de empujar el agua. En definitiva... una actividad integral.
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