Además de la alimentación, la actividad física juega un papel fundamental en un
programa de pérdida de peso. Tal es así, que es imposible conseguir bajar de
peso sólo con una dieta. Los ejercicios aeróbicos como caminar o andar en
bicicleta son los más recomendados para quemar las grasas acumuladas en el
cuerpo, sobre todo en la cintura, la cadera, la cola, los brazos y las piernas.
Además, a medida que se baja de peso es preciso mantener los músculos firmes y
sin flaccidez a través de ejercicios localizados de tonificación (como los
ejercicios con pesas o de fuerza). Así el cuerpo no solo lucirá delgado, sino
también esbelto, bien definido y con aspecto saludable.
Tres claves del buen comer
Los
hábitos alimentarios son fundamentales para bajar de peso y conservar la salud.
Pues comer bien significa hacerlo con moderación y sin excesos,
independientemente de los alimentos que se ingieran. Actualmente muchos
problemas relacionados con la comida tienen una estrecha relación con la manera
de comer y no con la calidad de la comida. Por eso como guía general se han
establecido tres claves para mejorar la nutrición a partir de la adopción de
ciertos hábitos saludables:
Masticar bien: Es necesario comprender que la digestión de
los alimentos comienza en la boca. Para obtener el máximo beneficio de la
comida se recomienda masticar al menos 30 veces un bocado antes de tragarlo. De
esta forma el alimento llega al estómago procesado acelerando así el trabajo de
los jugos gástricos y aprovechando al máximo sus nutrientes. Muchos problemas
de dolor de estómago y pesadez pueden evitarse si los alimentos se mastican
bien. Además mientras más se mastica un alimento, menos comida se ingiere y así
se puede bajar de peso.
Comer más seguido: Tener al menos cuatro comidas
principales y dos colaciones o tentempiés en el transcurso del día es la mejor
manera de conservarse delgado. Contrariamente a lo que muchas personas creen,
comer más seguido regulariza y mejora el metabolismo, potencia las funciones
generales del organismo y permite controlar la ansiedad por comer. Adoptar este
hábito es una cuestión de organización más que de tiempo, pues siempre existe
el momento exacto para disfrutar de la comida.
Beber agua: El agua
arrastra las impurezas del cuerpo, llevándose consigo la materia venenosa del
estómago y limpiando completamente los riñones. Por eso es importante beber al
menos dos litros de agua pura por día para desintoxicar el cuerpo, favorecer la
pérdida de grasa y controlar el apetito. Eso sí, siempre hay que beber agua
fuera de las comidas durante todo el día.
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