· Ser personalizado.
· Adaptarse a tus posibilidades de horarios y
actividades.
· Tener en cuenta tus gustos y hábitos
actuales para modificar progresivamente los que son inadecuados.
· Incluir preparaciones propias de cada época
del año, y comidas no diet algunas veces por semana.
· Ser flexible, permitir la incorporación de
diversas estrategias.
· Ser variado o rutinario, según tus gustos y
necesidades.
· Estar acompañado de una explicación y una
lista de productos diet.
· Brindar, en general, entre el 10 y el 20 por
ciento menos de calorías que tu alimentación habitual.
· Indicar un mínimo de cuatro comidas diarias.
· Comenzar cada comida principal con sopa,
caldo o ensalada abundante.
· Tener en cuenta al resto de la familia para
hacer práctico el acto de cocinar.
· Incluir alimentos considerados valiosos por
las investigaciones científicas, como el brócoli, el ajo y la cebolla.
· No basarse en un solo alimento.
· Fomentar la moderación.
· Considerar como descenso de peso razonable
entre 500 gramos y un kilo por semana, salvo excepciones. Querer adelgazar
mucho o muy rápido predispone a la ansiedad o a desórdenes alimentarios.
· Sugerir una presentación agradable de los
platos y la mesa.
· Recomendar dormir no menos de siete horas, o
lo que sea preciso.
· Indicar pesarse y medirse frecuentemente y
llevar un registro escrito de las cifras; también mirarse al espejo de cuerpo
entero.
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