La
"artritis" se caracteriza por la inflamación de una articulación, con
presencia de dolor, limitaciones al movimiento, calor local, entre otros
síntomas. El dolor que se siente es producto de una membrana sinovial, que
recubre a la articulación y se inflama provocando el malestar. Se evidencia por
una mayor cantidad de líquido sinovial en la articulación, formando un derrame
inflamatorio. Deben prestar especial atención aquellas personas que padecen
enfermedades inflamatorias como: infecciones, reumatismos y gota.
La
"artrosis" es un trastorno crónico de las articulaciones
caracterizado por la degeneración del cartílago y del hueso adyacente, que
puede causar dolor articulatorio y rigidez. La artrosis se presenta con un
dolor que se siente al poner en movimiento la articulación; se calma con el
reposo pero luego vuelve a aparecer con un nuevo esfuerzo. Pero, aunque parezca
igual a la artritis, no lo es. El cartílago es quién protege los extremos de
los huesos y permite que se deslicen con seguridad y sin roces. En la artrosis
el cartílago se debilita, se fisura, se reduce con el tiempo hasta desaparecer.
La evidente ausencia del cartílago provoca una inflamación de la membrana
sinovial y el hueso vecino reacciona engrosándose y formando los osteofitos (se
percibe visualmente una aparente deformación ósea).
Recomendaciones generales
Para las dos dolencias,
se recomienda el reposo absoluto mientras dura la inflamación. Únicamente en el
caso de la artrosis, se utilizan las "infiltraciones", que son
inyecciones colocadas en una articulación o en su cercanía. La composición que
se inyecta es un derivado de la cortisona (muy poca proporción) y anestésicos
locales.
Otro tratamiento es la
cirugía, que logra corregir algunas deformaciones de hueso o colocar una
prótesis articular. Para la artrosis son buenos los ejercicios de estiramiento,
de fortalecimiento y de postura, porque contribuyen a mantener los cartílagos
en buen estado. También la fisioterapia con sesiones de calor local es
recomendable. Para la artritis se recomienda seguir una dieta rica en pescado y
aceites vegetales, y con escaso consumo de carnes rojas. Así, se logra un leve
efecto benéfico sobre la inflamación.
Ante el dolor, ¿qué debemos aplicar?
Para combatir una
inflamación de cualquier índole, siempre los médicos aconsejan aplicar frío y
no calor. Aunque parezca evidente, muchas personas sienten un malestar en la
zona lumbar y se aplican calor, sin saber de qué se trata y empeorando así la
situación. Por eso es necesario determinar si es artritis o artrosis, ya que el
dolor se alivia con métodos diferentes.
En caso de artritis,
intentar contrarrestar el dolor con más calor, es como echarle más leña al
fuego. La inflamación es un proceso que se inicia en una raíz cercana a una
masa muscular, produciendo una especie de fuerte corriente eléctrica que hace
estallar la zona, recalentándola y haciéndola crecer de tal modo que molesta a
otros músculos no afectados (se expande). En deportes como el fútbol, a los
jugadores que sufren una inflamación de rodilla se les aplica hielo para
disminuir el dolor y bajar la inflamación.
En caso de artrosis,
se recomiendan sesiones de fisioterapia con calor local. También los baños de
agua tibia o caliente alivian notablemente el dolor. Determinar el tipo de
afección sirve para seguir el tratamiento más adecuado, aliviando las molestias
en el corto plazo.
Bailar: Una terapia efectiva
Aquellos que padecen
artritis o artrosis suelen probar muchos tratamientos para aliviar el dolor.
Siempre se aconseja un tratamiento médico, que por lo general controla la
molestia con medicamentos y reposo. Detectada la afección, la movilidad del
cuerpo siempre fue tomada como algo contraproducente y poco bueno.
Sin embargo, a través
de diversos estudios, hoy se sabe que bailes como la salsa, el merengue y las
danzas en general, lubrican las articulaciones, eliminando así la inflamación y
el dolor. Quién iba a creer que un movimiento podía ser recomendado para
personas con artritis y artrosis. Bueno ahora se sabe de su efectividad y
colaboración en el estado anímico de quienes lo viven.
Se recomiendan los
bailes suaves, relajados, sin impacto, ya que así se logra fortalecer los
músculos sin forzar la articulación y de una manera más divertida. En resumen,
bailar constituye un colaborador positivo, que libera a la persona de su
depresión por tener que hacer reposo. Antes de encarar una sesión de baile, es
necesario contar con la aprobación del médico.
"Si tiene artritis o artrosis debes tratarla,
pero no por ello descartes tus pasos preferidos de baile, ya que los mismos
elevan tu entusiasmo haciéndote sentir mejor."
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