miércoles, 14 de mayo de 2014

Artritis y artrosis: Dos dolencias frecuentes



Existe una confusión generalizada entre las personas que padecen artritis y artrosis, ya que muchas veces confunden a una por otra, creyendo erróneamente que se trata de la misma dolencia. Lo cierto es que distinguir la afección contribuye para seguir el tratamiento médico más adecuado.
La "artritis" se caracteriza por la inflamación de una articulación, con presencia de dolor, limitaciones al movimiento, calor local, entre otros síntomas. El dolor que se siente es producto de una membrana sinovial, que recubre a la articulación y se inflama provocando el malestar. Se evidencia por una mayor cantidad de líquido sinovial en la articulación, formando un derrame inflamatorio. Deben prestar especial atención aquellas personas que padecen enfermedades inflamatorias como: infecciones, reumatismos y gota.
La "artrosis" es un trastorno crónico de las articulaciones caracterizado por la degeneración del cartílago y del hueso adyacente, que puede causar dolor articulatorio y rigidez. La artrosis se presenta con un dolor que se siente al poner en movimiento la articulación; se calma con el reposo pero luego vuelve a aparecer con un nuevo esfuerzo. Pero, aunque parezca igual a la artritis, no lo es. El cartílago es quién protege los extremos de los huesos y permite que se deslicen con seguridad y sin roces. En la artrosis el cartílago se debilita, se fisura, se reduce con el tiempo hasta desaparecer. La evidente ausencia del cartílago provoca una inflamación de la membrana sinovial y el hueso vecino reacciona engrosándose y formando los osteofitos (se percibe visualmente una aparente deformación ósea).

Recomendaciones generales

Para las dos dolencias, se recomienda el reposo absoluto mientras dura la inflamación. Únicamente en el caso de la artrosis, se utilizan las "infiltraciones", que son inyecciones colocadas en una articulación o en su cercanía. La composición que se inyecta es un derivado de la cortisona (muy poca proporción) y anestésicos locales.
Otro tratamiento es la cirugía, que logra corregir algunas deformaciones de hueso o colocar una prótesis articular. Para la artrosis son buenos los ejercicios de estiramiento, de fortalecimiento y de postura, porque contribuyen a mantener los cartílagos en buen estado. También la fisioterapia con sesiones de calor local es recomendable. Para la artritis se recomienda seguir una dieta rica en pescado y aceites vegetales, y con escaso consumo de carnes rojas. Así, se logra un leve efecto benéfico sobre la inflamación.

Ante el dolor, ¿qué debemos aplicar?

Para combatir una inflamación de cualquier índole, siempre los médicos aconsejan aplicar frío y no calor. Aunque parezca evidente, muchas personas sienten un malestar en la zona lumbar y se aplican calor, sin saber de qué se trata y empeorando así la situación. Por eso es necesario determinar si es artritis o artrosis, ya que el dolor se alivia con métodos diferentes.
En caso de artritis, intentar contrarrestar el dolor con más calor, es como echarle más leña al fuego. La inflamación es un proceso que se inicia en una raíz cercana a una masa muscular, produciendo una especie de fuerte corriente eléctrica que hace estallar la zona, recalentándola y haciéndola crecer de tal modo que molesta a otros músculos no afectados (se expande). En deportes como el fútbol, a los jugadores que sufren una inflamación de rodilla se les aplica hielo para disminuir el dolor y bajar la inflamación.
En caso de artrosis, se recomiendan sesiones de fisioterapia con calor local. También los baños de agua tibia o caliente alivian notablemente el dolor. Determinar el tipo de afección sirve para seguir el tratamiento más adecuado, aliviando las molestias en el corto plazo.

Bailar: Una terapia efectiva

Aquellos que padecen artritis o artrosis suelen probar muchos tratamientos para aliviar el dolor. Siempre se aconseja un tratamiento médico, que por lo general controla la molestia con medicamentos y reposo. Detectada la afección, la movilidad del cuerpo siempre fue tomada como algo contraproducente y poco bueno.
Sin embargo, a través de diversos estudios, hoy se sabe que bailes como la salsa, el merengue y las danzas en general, lubrican las articulaciones, eliminando así la inflamación y el dolor. Quién iba a creer que un movimiento podía ser recomendado para personas con artritis y artrosis. Bueno ahora se sabe de su efectividad y colaboración en el estado anímico de quienes lo viven.
Se recomiendan los bailes suaves, relajados, sin impacto, ya que así se logra fortalecer los músculos sin forzar la articulación y de una manera más divertida. En resumen, bailar constituye un colaborador positivo, que libera a la persona de su depresión por tener que hacer reposo. Antes de encarar una sesión de baile, es necesario contar con la aprobación del médico.

"Si tiene artritis o artrosis debes tratarla, pero no por ello descartes tus pasos preferidos de baile, ya que los mismos elevan tu entusiasmo haciéndote sentir mejor."

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