martes, 17 de septiembre de 2013

El exceso de grasas y la obesidad



Está demostrado que lo que realmente engorda son las grasas. El metabolismo de las personas obesas suele desbordarse del todo cuando se produce un exceso de grasas, lo que conlleva un aumento de las células adiposas.
Si se ingieren comidas ricas en grasas, el metabolismo reacciona en contra quemando más grasas. Un aporte excesivo de grasas no implica entrar en un camino sin retorno sino tan sólo un paso más en esa dirección. En ciertas personas, esta regulación adversa se pone en marcha con mucha lentitud y muy débilmente: su metabolismo reacciona con mucha más apatía cuando recibe más grasas de los alimentos porque sus genes no están programados para quemar mucha grasa. El programa genético de almacenamiento de grasas se generó cuando las grasas casi no llegaban a la mesa. Las personas que tienen estos genes engordan cuando toman muchas grasas durante un largo período de tiempo porque dichos genes no sólo inducen al cuerpo a quemar menos grasas sino que también reducen el funcionamiento general del metabolismo; por ende, el cuerpo utiliza menos calorías y acumula más grasas.

¿Cómo cambiar la reacción del organismo?

El aumento de grasa y un metabolismo lento debilitan; falta energía para practicar deporte y hacer ejercicio, los músculos se reducen con rapidez y la grasa aumenta; las apáticas células adiposas queman menos calorías que las activas células de los tejidos musculares. Cuanta más grasa se forma a costa de los músculos, más lento es el metabolismo y menos calorías consume el cuerpo; y el exceso de calorías acaba de nuevo en forma de grasas en unas células adiposas cada vez más grandes. Sólo los genes de las grasas pueden ponerse fuera de este “círculo vicioso” eliminando el exceso de grasa en la comida. Sin embargo, no es necesario pasar hambre, ya que estos genes reaccionan de forma completamente normal frente a las proteínas y los hidratos de carbono; es decir, raramente los transforman en grasas.
La realidad revela que comemos demasiadas grasas y pocos hidratos de carbono de calidad. Con ello no sólo perjudicamos nuestra línea sino también nuestra salud. El cuerpo pierde el exceso de kilos de forma natural sólo cuando se restablece el equilibrio: disminuyendo el consumo de grasas y aumentando el de hidratos de carbono complejos como los cereales integrales, pastas y panes. También un adecuado consumo de proteínas, vitaminas y minerales contribuye a recuperar la línea; para ello, es necesario incorporar verduras, frutas y legumbres, además de un limitado consumo de carnes, preferentemente pescado.

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