Si se
ingieren comidas ricas en grasas, el metabolismo reacciona en contra quemando
más grasas. Un aporte excesivo de grasas no implica entrar en un camino sin
retorno sino tan sólo un paso más en esa dirección. En ciertas personas, esta
regulación adversa se pone en marcha con mucha lentitud y muy débilmente: su
metabolismo reacciona con mucha más apatía cuando recibe más grasas de los
alimentos porque sus genes no están programados para quemar mucha grasa. El
programa genético de almacenamiento de grasas se generó cuando las grasas casi
no llegaban a la mesa. Las personas que tienen estos genes engordan cuando
toman muchas grasas durante un largo período de tiempo porque dichos genes no
sólo inducen al cuerpo a quemar menos grasas sino que también reducen el funcionamiento
general del metabolismo; por ende, el cuerpo utiliza menos calorías y acumula
más grasas.
¿Cómo cambiar la reacción del
organismo?
El
aumento de grasa y un metabolismo lento debilitan; falta energía para practicar
deporte y hacer ejercicio, los músculos se reducen con rapidez y la grasa
aumenta; las apáticas células adiposas queman menos calorías que las activas
células de los tejidos musculares. Cuanta más grasa se forma a costa de los
músculos, más lento es el metabolismo y menos calorías consume el cuerpo; y el
exceso de calorías acaba de nuevo en forma de grasas en unas células adiposas
cada vez más grandes. Sólo los genes de las grasas pueden ponerse fuera de este
“círculo vicioso” eliminando el exceso de grasa en la comida. Sin embargo, no
es necesario pasar hambre, ya que estos genes reaccionan de forma completamente
normal frente a las proteínas y los hidratos de carbono; es decir, raramente
los transforman en grasas.
La
realidad revela que comemos demasiadas grasas y pocos hidratos de carbono de
calidad. Con ello no sólo perjudicamos nuestra línea sino también nuestra
salud. El cuerpo pierde el exceso de kilos de forma natural sólo cuando se
restablece el equilibrio: disminuyendo el consumo de grasas y aumentando el de
hidratos de carbono complejos como los cereales integrales, pastas y panes.
También un adecuado consumo de proteínas, vitaminas y minerales contribuye a
recuperar la línea; para ello, es necesario incorporar verduras, frutas y
legumbres, además de un limitado consumo de carnes, preferentemente pescado.
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