Hay que
enfocar, con atención plena y despierta, aquello que se está haciendo de
momento en momento, evitando las divagaciones mentales y distracciones,
afinando la conciencia y la capacidad de percibir. Entonces se obtienen muchas
más implicaciones que las puramente fisiológicas. Por ejemplo, la práctica del Tai‑Chi,
la expresión corporal, el Chi Kung (Qi Gong), el Aikido, el Kendo y otras,
favorecen la sincronización mente‑cuerpo, estimulan la atención y desarrollan
la capacidad de percepción. Pero de todas las técnicas de control
psicosomático, ninguna tan verificada, comprobada y ensayada como el Hatha‑Yoga
o yoga psicofisiológico que, además, es el método que mejor se ha adaptado al
mundo occidental, demostrando ser el más practicado.
Trabajo corporal, armonía mental
La aplicación
de las técnicas de yoga físico favorece la mente y es una fuente no sólo de
salud física, sino también de salud mental. Además de favorecer al cuerpo,
influye sobre:
• El
carácter, disciplinándolo, y estimulando la voluntad y el autodominio;
• El
centro mental y sus facultades, activando la concentración, la atención mental,
la memoria y otras;
• La
conciencia, intensificándola y acrecentándola;
• El
comportamiento, haciéndolo más estable y armónico.
Las técnicas
del yoga como métodos de relajación son incomparables. Es una ciencia de la
salud total, que incluye siempre el centro psicomental. También el yoga cumple
una misión tanto curativa como preventiva a lo largo de muchos miles de años y
es aplicado a muchos millones de seres.
La
práctica del Hatha‑Yoga es un verdadero ansiolítico: seda el sistema nervioso,
armoniza la mente, favorece la circulación de energías e induce a la relajación
profunda. Es un método de alta eficacia para combatir todos los tipos de
ansiedad y agitación.
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