Por el
contrario, hay muchas actividades agradables y relajantes que contribuyen a
despejar la mente. Probablemente, algunas de tus actividades de ocio actuales
son mejores para tu cerebro que otras. Por lo tanto, el primer paso consiste
en reflexionar sobre cómo pasas tu tiempo libre y ver si incluyes un buen
entrenamiento mental. La clave está en encontrar un punto de equilibrio entre
una actividad mental estimulante para el cerebro y aquellas situaciones en las
que simplemente necesitas dejar la mente en blanco, como el caso de la
meditación.
Romper con la rutina
Casi
siempre que vamos en automóvil, tenemos algún destino concreto en mente (y por
lo general también una forma rutinaria de ir hasta allí). No saber a ciencia
cierta qué harás a continuación, dónde terminarás o ni siquiera cómo volverás,
activa los circuitos de atención para que adviertan todos los estímulos
sensoriales que te rodean. Al mismo tiempo, tanto tú como tus compañeros de
viaje están ejerciendo habilidades de navegación espacial.
Lo
mejor que puedes hacer para no caer nuevamente en una rutina es partir en una
“excursión al azar”, sin mapas y con la familia o amigos. Cada pasajero
elegirá por turnos dónde ir o qué hacer: “Por aquí”, “Ahora a la izquierda” o
“Vamos a pasar por ese surco de agua”. Otra opción posible es la del “mapa de
las monedas”: coloca un mapa de la región en el suelo y haz que todos arrojen
una moneda encima. Entre todos los destinos aleatoriamente marcados, elijan
alguno que les llame la atención.
Aunque
estos juegos se puedan practicar a solas, al incluir a la familia y a los
amigos, estás ofreciendo oportunidades de compartir experiencias, recuerdos,
comidas y asociaciones.
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