El
secreto para que mantengas tu cuerpo en forma, además del ejercicio es la
alimentación balanceada. Los nutricionistas han determinado que no se debe
suministrar más proteínas de las que necesita el organismo porque puede correrse
el riesgo de engordar. Además porque es mucho más saludable combinar proteínas
vegetales y animales que solo consumir de origen animal.
En el
caso de las legumbres, los cereales y gran parte de hortalizas, éstas poseen
proteínas pero debe combinarse con las animales para que el cuerpo reciba todos
los aminoácidos que necesita. Por eso, unas muy buenas combinaciones son:
- Panes de cereales
con queso y verduras crudas.
-
Pescado, arroz y verduras salteadas.
- Puré
de patatas con trocitos de jamón.
En concreto, una dieta balanceada debe incluir
necesariamente la combinación de todos los grupos de nutrientes en las
siguientes proporciones: 6 porciones diarias de hidratos de carbono complejos;
5 porciones de frutas o verduras; 2 porciones de leche o yogur (o bien, leche
de soja enriquecida con calcio); 2 porciones de proteínas, y de 15 a 25 gramos
de grasas y aceites.
Aunque una alimentación equilibrada y
balanceada está recomendada para casi todas las personas, incluyendo a los
vegetarianos, gente de todos los países y los obesos, no es apropiada para
todos. Los niños menores de dos años, por ejemplo, deben consumir leche entera,
y además necesitan más productos lácteos que los adultos; pero entre los 2 y
los 5 años, a medida que se integran a la dieta familiar, se empiezan a aplicar
los parámetros de una alimentación balanceada.
El consumo de grasas
Las
grasas son también muy importantes es una alimentación sana porque ayudan a
crecer y a desarrollar los tejidos del cuerpo. Pero deben comerse en cantidades
pequeñas porque al contener más energía que las proteínas y los hidratos de
carbono pueden provocar una suba de peso.
Lo
recomendable es consumir las grasas insaturadas (pescado azul, legumbres, etc.)
y no las saturadas (nata, carnes grasosas, quesos duros, etc.) que son las que
hacen engordar y dañan el organismo con el pasar del tiempo, ya que elevan el
colesterol, el ácido úrico y el azúcar en sangre pudiendo provocar enfermedades
cardíacas severas.
Por
otro lado, el sabor en las comidas no lo proveen las grasas sino los
ingredientes adecuados. Se pueden preparar platos bajos en grasas y que tengan
un sabor apetitoso. Por eso, se tiene que condimentar las comidas con hierbas
aromáticas, especias y verduras frescas. Además, la utilización de condimentos
naturales aporta al cuerpo minerales y vitaminas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario