Si deseas entrenarte para practicar deportes o simplemente para mantenerte en buena forma, debes prestar especial atención a tu dieta y evitar los riesgos de una deshidratación, con el fin de aumentar al máximo el esfuerzo que dedicas a tus ejercicios rutinarios. Un adecuado consumo de minerales y vitaminas antioxidantes te ayudarán a reducir el dolor causado por el ejercicio, y el daño a los tejidos y articulaciones que pudieron haber provocado los radicales libres.
Una dieta equilibrada
Si realizas
un entrenamiento intenso o practicas largas sesiones de ejercicios físicos con
regularidad, los hidratos de carbono deben constituir un 50 o 60 por ciento de tu
dosis calórica total; de esos hidratos de carbono, la mitad tiene que consistir
en cereales integrales, legumbres y verduras con almidón. Las proteínas de
buena calidad deben representar un 25 por ciento de la dosis calórica total; las
grasas, del 15 al 30 por ciento.
Por
otra parte, beber agua es la mejor manera de reponer los líquidos perdidos con
la transpiración. El agua que contiene una pequeña cantidad de azúcar y sodio
se absorbe con más rapidez, pero demasiada sal y/o azúcar retarda la absorción
de la misma, y puede producir malestar.
Para
preparar tu propia bebida hidratante, mezcla una parte de zumo de fruta con una
parte de agua, o una parte de refresco de frutas con cuatro partes de agua, y
añade de 1 g a 1,5 g de sal por cada litro. Algunos refrescos para deportistas
que están en venta contienen polímeros de glucosa, que pueden ser eficaces en
las personas que se ejercitan enérgicamente durante más de 90 minutos.
Minerales claves para cuerpos activos
Es
necesario un equilibrio adecuado de Sodio y Potasio para controlar la
distribución de líquidos dentro de las células del cuerpo, en los tejidos que
se encuentran entre las células, y en la circulación. Mejoran la actividad
muscular y evitan los espasmos. Ambos minerales se pierden con la
transpiración.
El
Calcio y el Magnesio contribuyen a que los músculos se contraigan y relajen con
eficacia, y son esenciales para la fortaleza de los huesos. El Magnesio se
pierde con la transpiración; en consecuencia, si haces ejercicios con
regularidad debes consumir gran cantidad de alimentos ricos en este mineral.
Por su
parte, el Hierro es fundamental para reponer la pérdida de glóbulos rojos
destruidos durante el ejercicio. Es de especial importancia para las mujeres en
edad fértil, dado que una carencia de hierro provoca una pérdida de energía y
una baja resistencia. El Cromo interviene en la regulación de la concentración
de azúcar en la sangre; cuando se realiza ejercicio, se pierde en la orina con
mayor rapidez. Y el Silicio es necesario para conseguir la flexibilidad de los
tejidos.
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