Los principios milenarios del Yoga establecen una división en la naturaleza que también trasladan a la alimentación basada en tres cualidades distintivas: Satva (pureza y equilibrio), Rajas (actividad y pasión) y Tamas (apatía e inercia). La dieta yóguica se centra principalmente en los alimentos sátvicos, aunque quienes llevan una actividad física considerada incorporan además los alimentos rajásicos. De por sí descartan los alimentos támasicos por considerarlos perjudiciales para la salud.
Alimentos sátvicos: Salud con placer
Son los alimentos íntegramente naturales y puros, sin aditivos químicos. Los principales sátvicos son frutas frescas, jugos de frutas, verduras crudas y cocidas al vapor, granos, semillas, legumbres, pan integral, miel, hierbas frescas en condimentos, hierbas en infusiones y productos lácteos descremados. Una dieta con predominio de alimentos sátvicos mejora la digestión y potencia la vitalidad.
En el plano psicofísico, el consumo de alimentos sátvicos favorecen la alegría, la serenidad y la claridad mental. También contribuyen a mantener un equilibrio emocional constante y a eliminar la fatiga tanto física como mental.
Alimentos rajásicos: Estímulo con energía
Son los alimentos energizantes, pero que también producen excitación. Los principales rajásicos son pescados, carne de ciervo, huevos frescos, café, té, tabaco, bebidas tipo cola, azúcar blanco, sal, ajo, cebolla, rábanos, condimentos picantes, pan blanco y productos de repostería. Una dieta con predominio de alimentos rajásicos inducen a la acción y estimulan el placer sensual, pero perjudican el crecimiento interior.
En el plano psicofísico, el consumo de alimentos rajásicos no está recomendado ya que destruyen el equilibrio entre el cuerpo y la mente, imprescindible para lograr la felicidad. Y si bien una dieta rajásica atenta contra la tranquilidad, un consumo controlado de alimentos de este tipo contribuyen para soportar grandes esfuerzos físicos.
Alimentos tamásicos: Insanos por naturaleza
Son los alimentos que no le confieren ningún beneficio al cuerpo, sólo una variedad de sabores al paladar. Los principales tamásicos son alimentos procesados y refinados, comidas recalentadas y fermentadas, alimentos desnaturalizados, hongos, quesos curados, bebidas alcohólicas de mala calidad, comida frita con exceso de aceite, alimentos grasosos, fruta verde o demasiado madura, vinagre y todo tipo de enlatados. Una dieta con predominio de alimentos tamásicos reduce la energía, favorece la fatiga y el desgano, aumenta la pereza y perjudica tanto al cuerpo como la mente.
En el plano psicofísico, el consumo de alimentos tamásicos genera un campo propicio para el padecimiento de enfermedades crónicas y depresión. La dieta yóguica descarta por completo los alimentos con características tamásicas porque los considera fundamentalmente nocivos para la salud en general.
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