jueves, 6 de junio de 2013

Ortorexia: La obsesión por la comida sana




El culto al cuerpo ha ido transformando los hábitos alimenticios de miles de personas. Esta preocupación, llevada al extremo, ha sido la causa de enfermedades tan graves como la anorexia y la bulimia. En ambos casos, lo importante era comer poco para tener un cuerpo diez puntos. Con los años, estas patologías han derivado en una preocupación irracional sobre la calidad de los alimentos.
Hay consumidores que sólo están dispuestos a ingerir productos catalogados como biológicamente puros, sin aditivos, sin conservantes ni colorantes. Incluso van más allá, porque dejarían de comer si no estuvieran seguros de que los alimentos que van a ingerir cumplen esas condiciones. Esta obsesión da lugar a un trastorno: la ortorexia.  La persona que lo padece convierte la comida en el centro de su vida. Y esta actitud puede resultar peligrosa para su salud y para su equilibrio emocional.
El creador del vocablo es Steven Bratman, un médico estadounidense (profesional de las medicinas alternativas) que durante años defendió la teoría de una dieta para alcanzar un estado de salud pleno. Estar conscientes por comer sano es perfectamente comprensible e incluso conveniente para el buen funcionamiento de nuestro organismo, porque previene algunas enfermedades. El problema surge cuando ese fin se convierte en una auténtica obsesión. Bratman experimentó en sus propias carnes las consecuencias que puede sufrir una persona que centra su vida en una alimentación excesivamente estricta o severa.

De la dieta alimentaria al trastorno psicológico

La tendencia, compulsiva en muchas ocasiones, por conservar una figura esbelta ha terminado en enfermedad. Ha sido el caso de la anorexia y la bulimia, donde el problema era la cantidad de comida ingerida. En la ortorexia ocurre lo contrario: la obsesión es por la calidad de los alimentos, no por su cantidad. De una dieta estricta, controlando el consumo de ciertos alimentos, se pasa al trastorno obsesivo. Pero hay mucha controversia sobre este trastorno de la conducta alimentaria (TCA). Las asociaciones médicas internacionales aún no la aceptan como una enfermedad. Aunque muchos médicos rehúsan hablar del tema, algunos psiquiatras lo ven como un problema fóbico, o como “una preocupación obsesiva y excesiva por el deseo de comer sano”.
En todos los casos de ortorexia, el miedo juega un papel fundamental: existe un pánico excesivo a comer de una forma convencional. Sin embargo, conviene diferenciar en este punto hábitos en la nutrición como la macrobiótica o la comida vegetariana, que nada tiene que ver con la ortorexia. Los estilos de vida propuestos por ciertas disciplinas tienen como único objetivo promover el bienestar del cuerpo y la mente, y lejos están de las obsesiones por tal o cual alimento.

De la anorexia y bulimia a la ortorexia

La anorexia y la bulimia, que sí son consideradas como enfermedades, se hallan en la raíz de este nuevo trastorno de la conducta alimentaria. La persona que sufre de ortorexia ha pasado previamente por una de las dos patologías citadas y se ha quedado con un planteamiento de dieta inadecuado, que termina transformándose en obsesión.
Según Bratman, descubridor del trastorno, quienes padecen ortorexia nerviosa rechazan la carne, las grasas, los alimentos cultivados con pesticidas o herbicidas y los que contengan sustancias artificiales, pero su obsesión por “comer sano” va más allá y se preocupan incluso por la forma de preparación de su comida y los recipientes en que los cocinan. Se decantan por verduras cortadas de una forma determinada y las cazuelas o platos que utilizan deben ser preferiblemente de madera o cerámica.

*Para detectar la ortorexia es fundamental observar los síntomas y comportamientos en quien la padece. Hecho esto, es imprescindible la consulta con un médico y psicólogo. La ayuda profesional junto con el afecto familiar es el punto de partida de un largo camino en la recuperación total del trastorno.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario