lunes, 3 de junio de 2013

El placer por la comida




Comer es una necesidad fisiológica del organismo que puede convertirse en una experiencia sumamente placentera que nos permita, además de sobrevivir, conseguir un estado máximo de bienestar, plenitud y felicidad.
El placer por la comida no tiene que ver con “qué comemos”, sino con “cómo comemos” y  “qué pesamos en relación a lo que comemos”. En este sentido el modo de comer es determinante para nuestro cuerpo, ya que de él dependerá si la comida nos provee salud o enfermedad.
La naturaleza nos provee vida a través de los alimentos. Entonces, ¿por qué los alimentos se convierten en generadores de enfermedades y problemas de peso? La primera condición de que esto suceda se da a nivel mental. Tenemos muchos más prejuicios respecto a la comida que información certera y veraz sobre la misma…

La comida merece ser saboreada, no simplemente consumida. Eso nos diferencia del resto de los seres vivos. Tenemos esa oportunidad única de “sentir” lo que comemos, a través del gusto y el sabor de cada alimento, de cada combinación de alimentos. Comer puede ser una acción que nos provea felicidad… somos felices cuando comemos, nos gusta comer, nos gusta disfrutar la comida. Todo esto está condicionado por nuestra forma de pensar respecto a la comida.

Cuando somos pequeños empezamos a asimilar conceptos erróneos sobre la comida, consejos aparentemente saludables que luego nos van a traer muchos problemas. “No comas mucho chocolate, que te va a caer mal”… Nuestra mente finalmente crea un programa equivocado respecto a la comida y sus efectos en nuestro cuerpo… y como los pensamientos dominantes determinan nuestras experiencias de la realidad, adivina qué sucede, lo que consideramos como malo (a nivel de conocimiento) es malo, no porque el alimento lo sea, sino porque nuestra mente considera que así lo es.

Cuando se trata de bajar de peso o conservar un peso ideal solemos desarrollar algunas conductas poco saludables y obsesivas relacionadas con la comida. Las dietas de moda son en gran medida responsables de generar estos comportamientos. Contar las calorías de cada alimento que consumes no es la mejor opción para eliminar los kilos de más. De esa forma pierdes el control total sobre tus hábitos alimenticios y tu cuerpo no vuelve a ser el mismo de antes. Para evitarlo, debes aprender a comer sin culpa. Pues comer sin culpa es comer sin prejuicios respecto a la comida. Comer libremente consiste finalmente en disfrutar el placer por la comida, en disfrutar de los beneficios que se derivan de los alimentos. También de ello depende sentirse y verse bien, además de llevar una vida activa.

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