miércoles, 30 de abril de 2014

La reacción térmica que produce la hidroterapia



La reacción térmica es principalmente provocada con la aplicación del agua fría. En ella, el organismo a través de la sangre fuerza una distribución extraor­dinaria del riego sanguí­neo destinada a disminuir la pérdida de calor. Se­gún la duración de la apli­cación, la fase de vaso­constricción dura más o menos tiempo. En cambio, con el agua caliente la de­fensa orgánica se organiza mediante una vasodilatación periférica enérgica y por la transpiración. Y con el agua fría o templada el cuerpo apenas sufre modifi­caciones en su temperatura. También existen diversas reacciones de efectos loca­les, como sucede con la aplicación del agua fría sobre la planta de los pies, que hace disminuir la circulación ce­rebral; la misma aplicación fría sobre los muslos dismi­nuye la circulación pulmo­nar. Y las aplicaciones frías en la espalda influyen en los vasos de la pituitaria.
En todos los tipos de reacciones que provoca la aplicación controlada del agua, existen una serie de contraindicaciones. Éstas se basan en la impresión que pudiera producir el agua según la temperatura.
Por lo tanto, se debe pro­hibir el agua fría en los enfermos del corazón, de las arterias y afecciones pulmonares. Es decir que lo indicado para aprove­char los beneficios curati­vos del agua es recurrir a un profesional que establezca el tratamiento adecuado para cada caso en particular. 

Crenoterapia: La aplicación de agua mineral

La “crenoterapia” reúne para su estudio todos los métodos terapéuticos relativos a la utilización de las aguas medicinales o minerales, tanto de aplicación interna como externa. Por otra lado, en el término “minero‑medicinal” se incluyen cualquier tipo de agua natural que, por razón de su temperatura y mineralización, se emplee con fines curativos. Además es muy importante diferenciar la Crenoterapia de la Hidroterapia, dos términos que se vienen utilizando por los practicantes de las medicinas naturales con cierta confusión, ya que ambas terapias tienen al agua como medio curativo.
En las prácticas hidroterápicas se utiliza el agua como vehículo capaz de producir frío, calor y sus temperaturas intermedias, limitándose sus propiedades a los efectos que provoca el agua según su temperatura y las variadas formas de su aplicación (baños, duchas, chorros de percusión, baño vital, etc.). En cambio, en la crenoterapia se utiliza el agua que aflora a la superficie con determinadas propiedades, y esto es debido a su contenido en minerales, radioactividad, residuos orgánicos, gas, etc., que le confieren sus propiedades medicinales. Además, las aguas minerales pueden ser tan diferentes unas de otras como uniforme el agente empleado en la terapéutica hídrica.
El apropiado uso de las aguas minero‑medicinales no es tarea fácil y su prescripción como remedio a una enfermedad determinada debe ajustarse a las características individuales de cada paciente (enfermedad que presenta, edad, constitución, estado psíquico y fortaleza orgánica). Además, en la crenoterapia es tan importante la elección de un agua como su manera de aplicarla, ya sea en baños, irrigación, inhalación o bebidas.

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