viernes, 11 de abril de 2014

Hacia un disgnóstico certero de "migraña"



Para poder establecer el diagnóstico de un dolor de cabeza primario, el médico debe valerse de varios elementos clínicos como por ejemplo la historia previa del dolor de cabeza, es decir cuánto tiempo hace que la persona padece de este tipo de dolores. En ciertos casos, los antecedentes familiares pueden confirmar la presencia de la enfermedad en el paciente. También intervienen otros elementos para un diagnóstico preciso de la migraña: examen neurológico normal, estudios complementarios de laboratorio y seguimiento con imágenes computadas (tomografía).
Pero por sobre todas las cosas existe un aspecto clave que define con gran exactitud el diagnóstico sobre una potencial migraña, y es ni más ni menos que las características propias del dolor. Para ello pueden enumerarse los detalles de la sintomatología que acompaña un episodio de migraña: dolor muy severo (generalmente pulsátil) que se presenta en un lado de la cabeza, acompañado de palidez, náuseas o vómitos, molestias con la luz y los ruidos, empeoramiento con la actividad y con una duración variable prolongada de 4 a 72 horas. 

Un trastorno sin causas

La causa exacta de la migraña es desconocida, aunque en estos últimos años se ha avanzado bastante en las investigaciones al respecto y, por ejemplo, se ha podido localizar la parte del cerebro donde se producen los cambios que desembocan en una crisis de migraña o jaqueca. Estos cambios tienen como consecuencia la inflamación y dilatación de determinadas arterias cerebrales que serían las causantes del dolor.  Muchas veces el proceso se inicia por la presencia de determinados estímulos para los cuales esa persona es sensible; en este sentido se puede decir que existe una gran variedad de situaciones y elementos que son capaces de desencadenar una crisis de migraña en muchas personas, algunas de ellas son:
• Afectivas:  Estrés, angustia, conflictos u otras circunstancias que producen malestar.
• Estimulantes:  Olores intensos, humo, tabaco, luz brillante, cambios de temperatura.
• Ginecológicas:  Menstruación, anticonceptivos, terapia con estrógenos.
• Fisiológicas:  Sueño irregular, ya sea demasiado, insuficiente o interrumpido.
• Alimenticias:  Queso curado, derivados lácteos, zumos de cítricos, chocolate, salchichas, ahumados, comida china, edulcorantes, nueces, patatas “chips”, bebidas alcohólicas (vino, y licores sobre todo), bebidas con cafeína. 

Consejos para prevenir episodios de migraña

• Identificar el factor, o factores, que provocan los ataques (los episodios) de migraña, o que los agravan. De esta forma la persona puede manejarse mejor con la enfermedad.
• Evitar aquellas situaciones que producen estrés, siempre que sea posible.
• No dormir de más ni de menos los fines de semana.
• Tener las comidas a la misma hora y en cantidades similares.
• Evitar alimentos y bebidas que hayan desencadenado previamente algún ataque de migraña.
• Evitar los lugares ruidosos o de olores penetrantes.

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