miércoles, 23 de abril de 2014

Conducta corporal: Expresar emociones sin palabras



El cuerpo es un lugar donde se expresa la conducta, un lugar donde todas las conductas son posibles. Pero la conducta del ser humano tiene múltiples disfraces, y se da, simultáneamente en todas las expresiones de las que este ser humano es capaz. En definitiva, la manifestación de la conducta corporal puede apreciarse en tres facetas diferentes: el cuerpo mismo, la mente y el contexto social donde cada uno se desenvuelve diariamente.
El cuerpo, a través de los sentidos, adquiere un potencial de conocimiento, y la sensación se convierte así en la posibilidad de aprendizaje que el hombre tiene desde su propio cuerpo. Estas sensaciones son el disparador de las conductas, que se expresarán en las diferentes facetas. Cada sensación se corporiza cuando la sensibilidad frente a esta sensación abre las puertas de la conducta total en todas las facetas, y no deja aislada la sensación a una reacción sólo corporal, mental o simplemente social. Por ejemplo, sensaciones que pueden provenir de cualquiera de las tres facetas, que no se registren corporalmente, se racionalizan en el cuerpo, se somatizan en la mente o se actúan en el entorno social.
En este sentido, un trabajo físico corporal que promueva el estar presente en la sensación permitiría enfrentar las contradicciones, ambigüedades o confusiones entre cuerpo, mente y entorno. Así, la sensación adquiere protagonismo, porque los pensamientos o los sentimientos de rabia, tristeza, miedo o amor, o las acciones movidas por estos sentimientos o pensamientos, serían, en su expresión más reducida,  ni más ni menos que sensaciones corporales y no la realidad misma… sino una interpretación de la misma.



El poder de las sensaciones corporales

La vida cotidiana nos provee de sensaciones que nuestro cuerpo no siempre tiene la posibilidad de registrar: y que, si registra, no siempre tiene la posibilidad de llevar hacia una conducta efectiva. Sin embargo, si se analizan todas las facetas es posible encontrar respuesta a muchas sensaciones que el cuerpo manifiesta a diario. Por ejemplo, un esguince de tobillo o un dolor de ciática antes de una carrera o de un torneo nos avisa, obviamente, de un colapso a nivel del cuerpo, pero además nos alertan de que algo
no funciona bien en la persona, como totalidad. Sensaciones que no fueron registradas no pudieron poner en movimiento el funcionamiento de las facetas; es decir, sensaciones que fueron somatizadas antes que “corporizadas”.
Un sin fin de comportamientos, de somatizaciones, estarían caracterizados por este fenómeno tan básico. No tan mecánicos, no tan obvios, no tan espectaculares. Los mareos del embarazo, los "calores" de la menopausia, el colon irritable, el asma, los llamados problemas sexuales, la úlcera, los infartos, la escoliosis; todos trastornos que se somatizan, se actúan corporalmente, se convierten en síntomas que enferman nuestro cuerpo. Esto sucede porque a veces no podemos o sabemos percibir los mensajes sensibles, para que cada faceta (cuerpo, mente o entorno) se responsabilice de ellos.

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