miércoles, 13 de noviembre de 2013

Libérate del pasado y disfruta el presente



No aprender a aceptar los problemas que se presentan en el transcurso de la vida trae consecuencias muy serias que terminan afectando tanto la mente como el cuerpo. Una persona que vive atada a un momento pasado de su vida no es capaz de vivir intensamen­te los momentos actuales, lo que la lleva con el tiempo a perderse las pequeñas y grandes cosas positivas que se le presentan día tras día.
Las emociones también se rigen de acuerdo a determinados esquemas preestablecidos. Por ejemplo, no se puede disfrutar de tener algo si siempre se aspira a tener algo más para ser feliz. Sólo estar plenamente en lo que nos toca vivir hará que podamos disfrutarlo en toda su dimen­sión y sin perdernos de nada. De otra manera, una actitud de recuerdo permanente lleva a depresio­nes, angustias, sensaciones de vacío y fracasos repetidos.
Es preciso entender que, exceptuando lo patológico como neurosis o esquizofrenias, no existe ninguna situación que no pueda ser modificada mediante la adaptación a las circunstancias y una dosis de voluntad y actitud de avance. Liberarse del pasado es la clave para disfrutar el presente en toda su dimensión.

Mal de amores

En el plano del amor, más que en otros, es donde se demuestra que es posible dejar atrás una situación para dar paso a otra nueva, aunque existen honrosas excepciones. Y a rigor de verdad, el ciclo de los encuentros y desencuentros se puede repetir varias veces a lo largo de nuestras vidas.
Los cambios provienen a veces de nuestro propio crecimiento, que nos lleva a entender que esa persona con la que compartimos un periodo de amor ya no se adecua a nuestras expectativas o deseos de desarrollo humano, o quizá porque la otra persona nos abandona por las mismas razones.
Es preciso entender que no se trata de ser injusto con los recuerdos de los buenos momentos compartidos con otra persona, sino de no quedar sumidos en una nostalgia interminable. De aquella pareja que terminó hay que rescatar siempre lo positivo, el aprendizaje humano, la experiencia vital irreemplazable (porque toda persona es irremplazable, puesto que es única). Pero nunca añorar o buscar un reemplazo, porque entonces se cae en comparaciones odiosas, en dudas sin sentidos, en miedo a volver a lo mismo de antes, y en definitiva no se vive el amor como experiencia íntegra del presente, sino como un recuerdo o un sueño inalcanzable.

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