Evidencias de causa genética. Los factores genéticos son responsables aproximadamente de un 30% de los hechos relacionados con el peso. Esto lo apreciaremos si retrocedemos hasta la Segunda Guerra Mundial, donde el índice de obesidad era muy escaso, por debajo del 15%, cuando en la actualidad es mayor al 40%. Obviamente, en estos pocos años la carga genética no sufrió grandes cambios ya que necesita para ello miles de años. Lo que cambió fue el ambiente desde la escasez de alimentos a una plenitud de oferta que originó una sobrealimentación y una obesidad consecuente en aquellas personas predispuestas genéticamente.
Se sabe que la leptina es una sustancia que se segrega en el adiposito, y cuanto más grasa corporal hay, más leptina habrá en circulación, llegando a un centro cerebral (hipotálamo) el que mandará una orden de comer menos y quemar más, al menos en un individuo normal. Se pensó entonces que la leptina estaba disminuida, pero no fue así. En general ésta se encuentra aumentada ya que es el hipotálamo el que no responde al mensaje. Esto, se piensa, se debería a una expresión de la evolución genética; donde aquél, a pesar de tener altas cifras de leptina se resiste a este mensaje para igualmente comer más, teniendo más chances de sobrevivir a las hambrunas gracias a su tejido graso de reserva, y transmitir sus genes a su descendencia.
Facilitación del medio. Tenemos que entender que el cambio más importante en el medio ambiente, producido en los últimos tiempos, estaría representado por las alteraciones en los patrones de alimentación y de actividades físicas ocurridas en los países industrializados.
Por un lado, las dietas ricas en grasas, que proveen gran parte del sabor y del gusto de las comidas, son de preferencia para el ser humano para almacenarlas en el organismo y defenderse biológicamente contra el hambre, aunque en la actualidad y especialmente en las zonas industrializadas no suele pasarse hambre. Otra causa sería que las grasas emiten escasas señales de saciedad desde el tracto gastrointestinal a los centros del control del apetito ubicados en el cerebro, contrastando el potente efecto de saciedad de las proteínas y los carbohidratos (azúcares). Es decir que las comidas ricas en grasas hacen que la persona continúe comiendo durante más tiempo y por lo tanto ingiera más alimentos.
Por otra parte, es indudable la influencia negativa que otorga el sedentarismo (inactividad) en el metabolismo existente sobre las grasas. Ya Hipócrates sostenía, hace 2.500 años, que la salud dependía del equilibrio entre la constitución del individuo y las propiedades de algunos alimentos. Hoy sabemos que la energía para realizar el trabajo muscular proviene de las reservas del organismo, las cuales se abastecen a través de una adecuada alimentación. Si se tiene una escasa o nula actividad, el cuerpo sube de peso acumulando la energía que no se consume.
Utilización de fármacos. Es otro factor importante al que muy frecuentemente se le resta importancia. Muchos de ellos, como ser antidepresivos, neurolépticos, tranquilizantes menores, esteroides y anticonceptivos pueden inducir un aumento de peso, ya sean aumentando el apetito o por una lipogénesis (formación de grasa) aumentada.
Obesidad y enfermedades
Se conoce desde hace mucho tiempo la incidencia que tiene el aumento de grasa corporal en la aparición de un número importante de enfermedades que se producen al presentar cambios metabólicos y vasculares. Entre las categorías más importantes, se encuentran las siguientes:
- Endocrinológicas y Metabólicas: diabetes, dislipemia, hiperuricemia, disfunción ovárica, hipogonadismo.
- Cardiovasculares: cardiomiopatía, hipertensión arterial, enfermedad arteriosclerótica (coronaria, cerebrovascular y periférica), venosas (várices, tromboflebitis y hemorroides).
- Respiratorias: hipoventilación crónica (Síndrome de Pickwick) y apnea nocturna (ronquidos).
- Cáncer: endometrial, mamario, colonrrectal, ovárico y de vesícula biliar.
- Obstétricos: diabetes gestacional, toxemia, infecciones, trombosis venosas.
- Digestivos: colelitiasis, esteatosis, reflujo gástrico.
- Otros: osteoartrosis, ansiedad y depresión.
*Si bien todo paciente afectado por el exceso de peso u obesidad siente que el profesional médico culpa al aumento de la grasa corporal como si no existiera otra causa que provocaría estas enfermedades, éste generalmente se basa en los estudios realizados al respecto que demuestran la influencia que el exceso de grasa ejerce sobre estas patologías.
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