Los hábitos alimenticios se adquieren desde los primeros
años de vida. Por eso es imprescindible establecer una adecuada dieta
alimentaria desde la niñez. En esta etapa las necesidades energéticas son
diferentes a la de los jóvenes o adultos, sobre todo porque se requieren de
ciertos nutrientes necesarios para el crecimiento y desarrollo de huesos y
músculos.
Una alimentación balanceada es vital para cualquier edad, aunque en niños y adolescentes deben priorizarse ciertos alimentos por su alto contenido en proteínas, vitaminas y minerales. Desde el primer año hasta los 20 años de edad los músculos se fortalecen, los huesos se alargan, la estatura puede triplicarse y el peso corporal aumenta hasta diez veces. También las necesidades de energía son mayores a medida que una persona crece hasta convertirse en adulto.
Una alimentación balanceada es vital para cualquier edad, aunque en niños y adolescentes deben priorizarse ciertos alimentos por su alto contenido en proteínas, vitaminas y minerales. Desde el primer año hasta los 20 años de edad los músculos se fortalecen, los huesos se alargan, la estatura puede triplicarse y el peso corporal aumenta hasta diez veces. También las necesidades de energía son mayores a medida que una persona crece hasta convertirse en adulto.
El apetito y la edad
Generalmente, el apetito es la guía más confiable para
determinar la cantidad de comida que un niño debe ingerir. Es un error obligar
a los niños a comer más de lo que desean ya que con esta práctica se pueden
producir trastornos digestivos u obesidad. Lo mejor es servir pequeñas
porciones al principio y alentar a los niños para que ellos mismos se sirvan.
De cualquier modo, los patrones alimentarios se modifican con el correr de los años y sobre todo cuando los niños llegan a la adolescencia. En su mayoría, los adolescentes tienen un apetito voraz que va de acuerdo a sus necesidades de energía extra. Lo más importante es tener en cuenta que mientras realicen alguna actividad física con regularidad, los adolescentes no tienen porque registrar sobrepeso.
De cualquier modo, los patrones alimentarios se modifican con el correr de los años y sobre todo cuando los niños llegan a la adolescencia. En su mayoría, los adolescentes tienen un apetito voraz que va de acuerdo a sus necesidades de energía extra. Lo más importante es tener en cuenta que mientras realicen alguna actividad física con regularidad, los adolescentes no tienen porque registrar sobrepeso.
Los sabores del
crecimiento
En la niñez y adolescencia la variedad y cantidad de comidas
diarias es un punto que no debe descuidarse. Se recomienda dividir la ingesta
de alimentos en cuatro comidas principales (desayuno, almuerzo, merienda y
cena) y dos complementarias (media mañana y media tarde).
Durante la etapa de crecimiento deben asegurarse el consumo de calcio, hierro, fósforo, vitamina D y proteínas, además de los componentes propios de una dieta equilibrada. Los alimentos que nunca deben faltar son: leche, yogur, queso, almendras, avellanas, pan blanco, pan integral, higos secos, avena con leche, espinacas, sardinas, carne de ternera, frutos secos, huevos, lentejas, porotos, arvejas, frutas frescas, semillas de sésamo y cereales enriquecidos.
La combinación y preparación de platos con estos productos es la mejor forma para que un niño o adolescente cubra sus necesidades nutricionales.
Durante la etapa de crecimiento deben asegurarse el consumo de calcio, hierro, fósforo, vitamina D y proteínas, además de los componentes propios de una dieta equilibrada. Los alimentos que nunca deben faltar son: leche, yogur, queso, almendras, avellanas, pan blanco, pan integral, higos secos, avena con leche, espinacas, sardinas, carne de ternera, frutos secos, huevos, lentejas, porotos, arvejas, frutas frescas, semillas de sésamo y cereales enriquecidos.
La combinación y preparación de platos con estos productos es la mejor forma para que un niño o adolescente cubra sus necesidades nutricionales.
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