miércoles, 11 de diciembre de 2013

Mitos y Verdades sobre el "Sistema Inmunológico"



El sistema inmunológico protege al organismo de los virus y bacterias ambientales que producen trastornos tales como la gripe o los resfríos. Como medida preventiva, lo mejor es promover una actitud sanitaria que fortalezca las defensas del cuerpo. Sin embargo cuando el virus se instaló, es preciso despejar cualquier duda a la hora de actuar frente a él, ya que la culpa no sólo la tiene la debilidad del sistema inmunológico.
Ciertos hábitos considerados adecuados pueden en definitiva atentar contra la salud del paciente y todo su entorno. Por eso es preciso conocer cuánto de mito o verdad hay en cada situación:

Permanecer aislados:
Siempre se ha creído que la persona que padece gripe o resfrío, debe aislarse para no contagiar a otros. Lo cierto es que para el tiempo en que la persona haya mostrado los primeros síntomas de la gripe, ya será demasiado tarde. La mayoría de las enfermedades son contagiosas antes de mostrar los primeros síntomas.
Bajar la fiebre:
Ante un cuadro febril lo primero que todos hacemos es intentar bajar la fiebre. Pero no necesariamente debe ser así. La fiebre es la respuesta del sistema inmunológico que ayuda al organismo a defenderse. Una fiebre superior a 38,8 grados, en un bebé mayor de 6 meses, siempre debe ser tratada. Lo mismo ocurre si la fiebre es mayor a 37,8 grados en bebés de 0 o 2 meses de edad o a 38 grados, si la edad es de 3 a 6 meses. En el caso de las febrículas, su tratamiento podría prolongar el tiempo de la enfermedad, dado que numerosos microorganismos se vuelven inactivos cuando la temperatura corporal es elevada. Esta es la razón por la cual muchos médicos recomiendan esperar para ver qué ocurre con la fiebre.
Consumir vitamina C:
Se cree que tomar grandes dosis de vitamina C incrementan las defensas. Pero la verdad es que el cuerpo no acumula vitamina C, ya que el exceso lo elimina a través de la orina. En consecuencia, consumir suplementos de vitamina C cuando la dosis ya está cubierta no produce ningún efecto benéfico.
Protegerse con antibacterianos:
Muchas personas consideran necesario utilizar algún jabón antibacteriano. La verdad es que estos jabones no son necesarios y, en realidad, pueden causar que las bacterias se vuelvan resistentes, de acuerdo con algunos estudios científicos. La mejor alternativa a la hora de combatir los gérmenes sigue siendo el jabón común y el agua.

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