viernes, 13 de diciembre de 2013

Medicina Tibetana: Curar más allá del cuerpo



La Medicina Tibetana está estrechamente vinculada con el budismo, que es su inspiración fundamental y el más importante componente. La característica principal de la medicina tibetana se encuentra no sólo en el claro compromiso de sanar el cuerpo humano de males y enfermedades, sino también en su revelación de un camino a través del cual el cuerpo y la mente se pueden liberar de las dolencias espirituales.
La Medicina Tibetana actual proviene íntegramente de las escrituras tántricas que se han incorporado dentro del Tanjur; la versión revisada de los Cuatro Tantras Médicos que se sigue utilizando en la actualidad, fue compilada en el siglo XII y resume los conocimientos recogidos en el Tíbet, Asia y Oriente Medio.
Este sistema médico se encuentra sumamente relacionado al budismo tibetano, el cual sostiene que hasta que la ignorancia y la codicia queden eliminadas del fluir de la mente, por muy sanos que creamos estar, seguimos enfermos. Además, contempla al análisis del cuerpo como el fundamento de la cosmología y de la filosofía budista y considera que el estado de salud depende de un balance en la dieta, la conducta, las condiciones ambientales y psicológicas, así como de los factores sociales, siendo todos éstos imprescindibles para el diagnóstico certero y el tratamiento eficaz de las enfermedades. 

Los principios sustanciales

Según los fundamentos budistas, todos los fenómenos animados e inanimados existen en dependencia de los agregados de las cinco energías cósmicas, las cuales son la tierra, el fuego, el agua, el aire y el espacio. Fisiológicamente, la medicina tibetana considera que el cuerpo humano está constituido por 3 humores o nepas, 7 energías físicas y 3 tipos de excreciones. Las 7 esencias son: las esencias nutricias, la sangre, la carne, el tejido adiposo, la médula ósea y el óvulo o esperma, dependiendo del sexo del individuo. Los 3 humores son las manifestaciones biológicas de las 5 energías cósmicas y son considerados como el surgimiento de las 3 aflicciones básicas que son el deseo, el enojo y la confusión, éstas se conocen como el viento, la bilis y la flema.
El viento (rlung) se compone del elemento viento, representa la fusión nerviosa y recibe la influencia de las 3 causas de sufrimiento evidenciadas por el Buda. La bilis (mkris-pa) se constituye por el elemento fuego, es responsable del metabolismo y del calor corporal (tumo), de la digestión y de la excreción; el enojo actúa sobre su equilibrio desestabilizándola. La flema (bad-kan) asegura la regeneración y la producción de líquidos; es perturbada por el veneno de la confusión. La flema está compuesta por los elementos tierra y agua.
La salud, según la Medicina Tibetana, es el estado de equilibrio de estos 3 humores, mientras que la enfermedad aparece si algunos de éstos quedan fuera de balance. Los aspectos que provocan una manifestación de enfermedad incluyen además una dieta impropia, una conducta impropia, infección por agentes patógenos, factores ambientales y la influencia negativa de determinados espíritus.

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