martes, 10 de diciembre de 2013

Higiene facial: Mucho más que estética



La limpieza del cutis es una tarea que debes realizar religiosamente todos los días, por la mañana y por la noche, aun cuando no te maquilles. Porque a diferencia de lo que la mayoría de las mujeres cree, la higiene facial es una cuestión de salud y bienestar más que de estética e imagen. La suciedad junto con los cosméticos generan un película en la piel de la cara, que debe removerse a diario para permitirle a los poros respirar libremente. Y aunque parezca increíble, una cara limpia y fresca permite distender no sólo los músculos faciales, sino también el resto de tu cuerpo.
De ahí que determinadas terapias faciales estén indicadas para liberar el estrés y las tensiones diarias. No debes olvidar que la cara, junto con las manos, son las únicas partes del cuerpo que están permanentemente en contacto con el aire y casi nunca se cubren. Por eso, lo primero que debes hacer para encarar una limpieza de cutis profunda y efectiva consiste en elegir los productos adecuados para cada tipo de piel. Por ejemplo, si tienes una piel sensible o alérgica, deberás optar por productos especiales, sin perfume e hipoalergénicos. 

Un producto para cada tipo de piel

Piel seca: lo ideal son las cremas de limpieza. Los productos elaborados con hierbas, totalmente libres de alcohol, son los más recomendados para pieles secas.
Piel normal o grasa: productos como la leche o emulsión de limpieza son los mejores para este tipo de piel. Los cosméticos astringentes son muy buenos para las pieles grasas.
Piel muy grasa con impurezas y acné: nada mejor que utilizar un buen jabón de limpieza.
Como regla general, sea cual fuere el producto que escojas, debes retirarlo siempre con un papel tisú o una toallita y nunca con algodón porque no arrastra bien la suciedad. Retirar el producto de limpieza es fundamental; las cremas y leches de limpieza tienen bases minerales que arrastran en superficie y no penetran, de lo contrario enviarían al interior de la piel la suciedad que deseas eliminar. Pero al dejar rastros de ellas evitas la penetración del producto y no llevas a cabo una higiene completa y profunda.

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