lunes, 23 de diciembre de 2013

El rol del agua en la nutrición



Existen dos razones sumamente importantes por las cuales necesitamos el agua contenida en las frutas y verduras, y son las mismas razones por las cua­les beber agua sola no es suficiente: la nutrición y la limpieza del organismo. El agua transporta las sustancias nutritivas con­tenidas en los alimentos a todas las células del cuerpo, y ade­más las limpia de los desechos tóxicos.
En mayor o menor medida, todos los elementos nutritivos del cuerpo humano (vitaminas, minerales, proteínas, aminoácidos, enzimas, carbohidratos y ácidos grasos) se hallan en las frutas y en las verduras. Las sustancias que las satisfacen son transportadas, gracias al agua contenida en esas frutas y esas verduras, al intestino, donde son absorbidas. Además de aportar sustancias nutritivas al cuerpo, esta agua desempeña una función esencial: depurarlo de desechos. De ahí la importancia suprema de las frutas y verduras en cualquier programa serio de pérdida de peso.
Generalmente, comemos y vivimos de una manera que nunca permitimos una verdadera limpieza del interior de nuestro cuerpo. Y aunque muchos consideren que con beber ocho vasos de agua por día depuran su cuerpo, lo cierto es que eso nunca sucede. Pues la base de la depuración debe estar en los alimentos y no en el agua, y más precisamente en los alimentos con alto contenido de agua, como las frutas y verduras crudas. De lo contrario, se produce una continua contaminación que puede llegar a obstruir el normal funcionamiento fisiológico del organismo, incluso las vías normales de eliminación de desechos (riñones, intestinos e hígado). 

Agua y comida: Una combinación poco saludable

Beber agua con las comidas ejerce un efecto debilitante. Muchas personas beben agua mientras comen. No es una buena práctica, porque en el estómago hay jugos digestivos que están actuando sobre la comida. Si al comer se bebe agua, se diluyen estos jugos y se impide una óptima digestión de los alimentos. Además se obstruye notablemente el proceso de asimilación de los nutrientes, perjudicando la posterior eliminación de los elementos que el organismo descarta. En definitiva, el agua dificulta la digestión y resta mucha energía que el cuerpo puede aprovechar para otras actividades.
Por otro lado, al consumir alimentos con alto contenido acuoso se eliminan efectivamente los desechos tóxicos del cuerpo, y sin necesidad de contar con un aporte extra de agua. Así, no sólo se aprovechan todos los nutrientes, sino que además se consigue bajar de peso. Lo que finalmente debemos tener en cuenta es que nuestro cuerpo efectivamente necesita agua, y mucha agua, sólo que ésta debería provenir siempre de una fuente natural orgánica (como las frutas y verduras). Y aunque para compensar la carencia de agua, se puede beber aparte y en gran cantidad, siempre debe hacerse lejos de las comidas.

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