miércoles, 4 de diciembre de 2013

Actividades exteriores vs. actividades interiores



Las épocas más calurosas del año, como la primavera y el verano, son propicias para practicar todo tipo de actividades al aire libre. Al contrario, cuando la temperatura comienza a descender, los ejercicios de interior ganan mayor popularidad y la mayoría de la gente se decide por el gimnasio o las actividades bajo techo. Sin embargo, existen pequeñas diferencias entre las mismas actividades realizadas en exteriores o en interiores.

Caminar o trotar: Cuando caminamos al aire libre gastamos aproximadamente unas 180 calorías cada media hora, y cuando corremos, unas 240 calorías. En la caminata exterior trabajan los muslos y las pantorrillas y en el trote, los muslos y glúteos. El viento y los obstáculos en el suelo, como las subidas, permiten quemar una mayor cantidad de calorías.
En general, hacer este mismo ejercicio pero sobre una cinta para correr produce el mismo desgaste calórico pero con una menor intensidad física. Lo mismo pasa con los músculos, trabajan de la misma manera que al aire libre pero con una menor resistencia debido a la ausencia de irregularidades en el suelo. Por otro lado, caminar sobre la cinta es más seguro que hacerlo al aire libre, además permite tener un mayor control sobre el movimiento y la frecuencia cardiaca, prevenir posibles accidentes y evitar lesiones por torceduras o desgarros.

Andar en bicicleta: El paseo en bicicleta al aire libre es una de las actividades físicas más recreativa que existe, sobre todo porque nos permite recorrer grandes distancias y disfrutar de los paisajes naturales. Quizá esta sea la principal ventaja frente a la bicicleta fija o de interiores, ya que a nivel de consumo calórico, ambos ejercicios (el de exterior e interior) producen un desgaste de 177 calorías cada media hora de movimiento continuo y moderado.
La bicicleta permite trabajar principalmente los muslos y glúteos, aunque por la resistencia aeróbica que genera, es ideal para quemar grasas. Si se practica al aire libre se puede intensificar el nivel de actividad a través de los distintos obstáculos que puede presentar el terreno (subidas, bajadas, curvas, etc.), mientras que si es de interior sólo se puede regular la resistencia de pedaleo sin llegar a aumentar equilibrio, la coordinación o la destreza del movimiento combinado entre brazos y piernas (como sucede en una curva cerrada en exteriores). Sin embargo, la bicicleta fija es sumamente segura y nos evita el trajín del tránsito y las inclemencias climáticas (sobre todo en invierno). Eso sí, el placer de sentir el viento en la cara sólo es exclusivo del ejercicio al aire libre.

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