miércoles, 4 de diciembre de 2013

Factores que promueven la aparición de arrugas



La piel de nuestro cuerpo, sobre todo la de la cara, el cuello y las manos, recibe constantes agresiones del mundo exterior. Algunas de ellas son inevitables, pero muchas pueden prevenirse o al menos hacerse más livianas.
Para la mujer actual, un factor agresivo es la contaminación que impera en todas las grandes ciudades. Muchas sustancias tóxicas se acumulan en el aire, co­mo por ejemplo el monóxido de carbono proveniente de los tubos de escape o plantas industriales, irritan y castigan en forma despiadada a la piel. Pero en las zonas alejadas de las grandes urbes tampoco todo es pureza: ésta son afectada por la presencia de agentes químicos provenientes de pesticidas e insecticidas que se utilizan principalmente en los cultivos.
Otros agentes naturales que atentan contra la piel son el viento y el frío. Una exposición abierta al frío deshidrata la epidermis, y esta acción es potenciada por el viento, que intensifica las bajas temperaturas y ayuda a que los efecto del frío se aceleren y propaguen.
En cuanto al sol, es la principal causa de envejecimiento precoz de la piel. Sus efectos nocivos se perciben claramente en las partes del cuerpo que se exponen generalmente a la radiación solar. 

Hábitos que promueven el envejecimiento

Las mujeres que tienen el hábito de fumar tienen la piel con menos pigmentación y las arrugas se les marcan muchísimo más. Esto se debe a que la nicotina y el alquitrán, principales elementos nocivos pre­sentes en el tabaco, forman depósitos sobre la epidermis, no permitiéndoles respi­rar. Esta drástica disminución de oxígeno perjudica la normal circulación en los capilares, promoviendo el proceso de deshidratación. Estos factores frenan la renovación celular, acelerando notoriamente el proceso de envejecimiento de la piel.
Por otra parte, la piel se deteriora en forma notoria e inmediata con la falta de descanso adecuado. No solo se necesita dormir regularmente al menos seis horas cada día, sino que debemos asegurarnos que ese descanso sea placentero. Las alteraciones del sueño deben ser controladas, porque además de las consecuencias en la salud epidérmica, afectan considerablemente al sistema nervioso.
También es necesario tomarse las obligaciones con mayor calma y tranquilidad. La piel registra como un mapa las marcas del estrés, las angustias y el exceso de preocupaciones. Para ello nada mejor que encarar un plan de relajación corporal que nos permita no sólo liberar el estrés, sino además conciliar un sueño reparador.

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