viernes, 6 de diciembre de 2013

El ejercicio ideal para "prevenir várices"


Parece increíble como un simple movimiento de piernas realizado habitualmente puede prevenir una dolencia que puede llegar a convertirse en un problema muy doloroso. Pero antes de hablar del ejercicio en sí, es preciso considerar algunas definiciones. La insuficiencia venosa de las piernas se debe a que la sangre que llega a través de las arterias, y que debe volver luego al corazón a través de las venas, se estanca y no circula, produciendo una dilatación de las venas conocida como várices. Este trastorno puede advertirse de dos maneras: se ven las várices en las piernas o se siente dolor, calambres, pesadez, picazón, cansancio, hinchazón, hormigueos y edemas. También es frecuente que ambos síntomas, el estético y el médico, se presenten juntos.
Las várices deben tratarse ante el primer síntoma aunque no sean muy visibles y dolorosas, para evitar que empeoren y aparezcan complicaciones. Los tratamientos existentes se apoyan con medicación que ayuda a mejorar la circulación y calmar el dolor y con aparatos para personas que tienen un problema de várices crónico o bien asociado con celulitis. En cuanto a las operaciones, cada vez se realizan menos y sólo se cuando el problema se presenta en una vena muy profunda.

Una solución sencilla para un problema frecuente

Los elementos que inciden en la formación de várices son la herencia, las hormonas femeninas, el sobrepeso, el calor del verano, el embarazo, el tipo de trabajo (sobre todo los que requieren estar mucho tiempo de pie) y la inactividad física o sedentarismo. Si el problema no se trata, con el tiempo se pueden llegar a formar várices irreversibles.
Como principal medida de prevención o tratamiento contra las várices, se debe siempre estimular la circulación de la sangre evitando el estancamiento y promoviendo el retorno sanguíneo a través de las venas. Así, el ejercicio físico de la “bicicleta” se presenta como el mejor aliado de la salud venosa. Es simple, fácil, económico y sólo demanda unos minutos diarios en la cama (al levantarse y acostarse). El movimiento dinámico de piernas favorece la circulación sanguínea y mejora el funcionamiento de las venas al provocar el normal retorno de la sangre a través de ellas.
El ejercicio se realiza de la siguiente forma: acostada sobre la cama, con los brazos extendidos a los costados del cuerpo, eleva ligeramente ambas piernas hasta despegarlas del colchón. Luego realiza un movimiento alternado de contracción y extensión de las piernas (similar al pedaleo de la bicicleta) durante unos minutos (depende del estado físico que tengas). Vuelve a la posición inicial, descansa un minuto y repite la serie dos veces más.


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