martes, 10 de diciembre de 2013

La limpieza profunda: una opción saludable



Para eliminar las células muertas y extraer todas las impurezas del tejido facial, es necesario someterse periódicamente a un tratamiento más intenso, a cargo de profesionales que, al mismo tiempo, te pueden indicar los pasos a seguir para un mantenimiento diario.
En términos generales debes hacerlo una vez al mes, pero todo depende de tu tipo de piel. Por ejemplo, las personas que padecen acné o tienen un cutis muy grasoso necesitan hacerse una limpieza profunda con más frecuencia (quizá cada 15 días o una vez por semana). También el costo del tratamiento condiciona la regularidad con que puedes hacerla.

A grandes rasgos, durante una limpieza profunda se llevan a cabo las siguientes actividades:
• Se limpia quitando luego la crema o leche de limpieza con papel tisú y con la loción que corresponde.
• Se pule con un producto acorde al tipo de cutis, retirando las células muertas y, posteriormente, la totalidad del pulidor.
• Se extraen las impurezas, comedones o puntos negros, mediante una gasa o toallitas de tela. Cuando se dificulta la tarea (pieles secas, poros más cerrados), se suelen utilizar otros métodos tendientes a no molestar tanto la piel.
• Se desinfecta todo el cutis.
• Si la piel es sensible (y con el objeto de desinflamar, calmar o refrescar) se hace una sedación con geles a base de azuleno, lociones de manzanilla o gasas frías. 

Higiene de acuerdo al tipo de cutis facial

Los tratamientos de limpieza facial profunda tienen una etapa de trabajo específico de acuerdo a cada tipo de cutis:
• En cutis con acné se aplica una máscara secativa que cierra los poros y desinflama. Son arcillosas y algunas están hechas a base de azufre. Si bien los especialistas suelen recomendar medidas preventivas para cutis de este tipo que se relacionan más con la alimentación y el estilo de vida que con las cremas cosméticas.
• En cutis secos o mixtos, se practica (desde los pectorales hacia arriba) tomando músculo por músculo un masaje con un producto determinado para cada tipo de piel. Esto produce un estímulo en las glándulas sebáceas que permite una mayor secreción de grasa en el cutis facial. Para las pieles sensibles, el masaje debe ser suave y el producto no debe levantar calor.
• Para las pieles extremadamente secas, el masaje es más enérgico y se utilizan cremas nutritivas. También los geles a base de hierbas son excelentes para revitalizar el cutis y evitar la resequedad.
Para pieles normales a grasas se aplican productos hidratantes. Además se suele comenzar la limpieza con una base neutra que sirve tanto para hidratar como para revitalizar la piel. Los geles frescos y astringentes son ideales para controlar la grasa facial. Al igual que en cutis con acné, la alimentación juega un papel fundamental en la producción excesiva de grasa.

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