Existe un importante grupo de personas que come de manera compulsiva a causa de sus problemas emocionales. Las situaciones de estrés, ansiedad, depresión o autoestima baja encuentran una salida poco eficaz en la comida, sobre todo cuando se dan de manera continua.
Los atracones de comida no sólo no
contribuyen a mejorar un estado de ansiedad, sino que lo agravan a través de un
sentimiento de culpa posterior. Así es como comienza el famoso circulo vicioso
de la “ansiedad por comer”, que poco tiene que ver con cuestiones fisiológicas
u orgánicas.
Lo
curioso del caso es que aquellos que ahogan sus penas en la comida optan por
alimentos “pesados” como patatas fritas, chocolates, masas dulces, golosinas y
helados, entre otros. El resultado es un inminente sobrepeso que si no llega a
controlarse a tiempo se transforma en una preocupante obesidad. Finalmente, la
denominada “comida basura” se transforma en el aliado inseparable de los
ansiosos.
Si eres
una persona que canaliza sus temores y ansiedades a través de la comida y has
conseguido aumentar de peso, debes tener en cuenta dos cosas: primero tienes
que aprender a manejar los sentimientos y segundo debes modificar tus hábitos
alimenticios para recuperar tu figura.
Sentimientos insatisfechos
La
forma más rápida, cómoda y frecuente de tapar situaciones de angustia consiste
en llenar la sensación de vacío con la comida. Detrás de los sentimientos
negativos que generan la ansiedad por comer se esconde una autoestima baja y
una imagen de sí mismos nada alentadora. Reforzar esta imagen y elevar el
autoestima son la clave para modificar el hábito de comer desaforadamente. A
veces es necesario buscar el apoyo en amigos, la familia, o si la situación lo
requiere, en una consulta al terapeuta.
El
estado de vulnerabilidad emocional cuya inmediata solución se encuentra en el
acto de comer, puede ser el resultado de un aprendizaje inconsciente de
determinadas actitudes que tienen los padres frente a los hijos: cuando un bebé
llora la mamá le da de comer para que se calme, cuando un niño se lastima el
mejor aliciente es una golosina, y así continúa la lista de acontecimientos que
encuentran consuelo en la comida. De esta forma es cómo muchas personas
aprendieron a encontrar una respuesta poco propicia a sus problemas cotidianos.
Ansiedad
por comer: Las situaciones de alerta
Es
importante que cada uno analice cuáles son las situaciones más peligrosas que
desembocan en una irrefrenable ansiedad por comer. Éstas pueden estar
relacionadas con aspectos internos como emociones, actitudes y pensamientos, o
aspectos externos como problemas de comunicación e interrelación con las demás
personas. Identificar la causa del problema es clave para poder enfrentarlo y
tomar medidas para erradicarlo de manera definitiva.
En general, comer en exceso encuentra un explicación en cinco situaciones de
estrés: ansiedad o nervios, soledad, tensión, aburrimiento y preocupación por
la dieta. Al mismo tiempo que se intenta descubrir el origen del problema, es
necesario atacar de pleno las consecuencias inmediatas que genera, como por
ejemplo el sobrepeso. Esto permite romper con el círculo vicioso que se
establece entre la ansiedad por comer y la gordura: estás ansioso y comes de
manera compulsiva, te ves con sobrepeso y te deprimes, vuelves a comer en
exceso, y así sucesivamente.
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