La
actividad física es la aliada inseparable de las dietas y nunca debe faltar si
se quieren resultados rápidos y duraderos. Mientras llevas a cabo la dieta,
aprovecha a realizar caminatas o paseos en bicicleta de 15 a 30 minutos por
día. Disfruta del aire libre, el agua y el sol, y practica el deporte que más
te guste; recuerda que además de bajar de peso conseguirás olvidarte de los
problemas y recrear tu mente.
Claves para una dieta exitosa
El
éxito o fracaso de una dieta depende de muchos factores y no sólo de la
cantidad de alimentos que ingieres por día. Si adquieres ciertos hábitos y
cumples con las indicaciones de la dieta, de seguro alcanzarás el peso deseado
en el tiempo que te has previsto lograrlo. Para ello debes tener en cuenta:
1. Comenzar de una vez: El momento ideal para empezar
una dieta es cuando te propones hacerla, y no el lunes o mañana. La idea de
empezar una dieta a comienzo de la semana no tiene ningún beneficio extra, todo
lo contrario, te condiciona la forma de adquirir el hábito de comer para bajar
de peso. Los días indicados en una dieta sirven como guía útil para saber qué y
cuándo comer.
2. Reemplazar alimentos: Elimina de la heladera los
alimentos que más engordan (ricos en grasas, azúcares y condimentos) y
reemplázalos por otros “bajas calorías” pero igual de sabrosos.
3. Cubrir las necesidades: Las dietas que te hacen pasar
hambre a la larga te generan ansiedad y terminas devorándote todo lo que tienes
a tu alcance. Por eso no debes obsesionarte y tener en cuenta que es mejor
tardar en adelgazar que volver a engordar. Lo importante es seguir una dieta
equilibrada que cubra todas tus necesidades nutritivas y además te permita
mantener el peso que has perdido.
4. Controlar la evolución: Para saber si la dieta que
llevas da resultados, es preciso que controles las variaciones corporales
además del peso. Cada semana mide el contorno de tu cintura, caderas, muslos y
brazos.
5. Mover el cuerpo: Para bajar de peso necesitas
hacer ejercicio regularmente: los ejercicios de fuerza (pesas) tonifican los
músculos mientras que los aeróbicos (caminar, trotar, nadar, andar en
bicicleta, etc.) ponen a funcionar el sistema cardiovascular; ambos son necesarios para quemar grasa y mantenerse saludable.
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