La osteoporosis consiste en una pérdida de contenido mineral y calcio en los huesos, que generan un cambio en su microarquitectura. Por ende aumenta la fragilidad y el riesgo de fracturas.
Aunque la mayoría lo ignore, los huesos son parte viviente del nuestro organismo y se desarrollan en forma creciente. Se reciclan y remodelan gracias a una continua destrucción y fabricación de tejido óseo. Por ejemplo, si observamos detenidamente la radiografía de un hueso sano y uno con osteoporosis, notaremos que este último posee más cantidad de poros que el anterior.
Prevención ante todo
Para evitar la osteoporosis, lo que debe hacerse es tomar conciencia del problema desde la juventud, ya que es esa la etapa en que podemos prevenir la enfermedad. Los adolescentes que llevan a cabo dietas obsesivas, olvidan la importancia de una alimentación con calcio (indispensable para fortalecer los huesos), sumado al hecho de que suelen sobreentrenar al cuerpo, producto de una visión estética anoréxica y poco saludable.
Muchos descubren la patología con una "caída", además de sumar fuertes dolores. Los médicos catalogan a la osteoporosis como una enfermedad silenciosa, ya que la mayoría de las personas que la padecen, se percatan de la dolencia luego de un golpe o fractura (resultado de huesos débiles). Uno de los ejemplos más claros, sobre todo en mujeres, es la quebradura de cadera luego de los 60 años.
También existe un dolor muy persistente en la zona de la espalda, porque las vértebras se aplastan y aplanan. La persona se inclina adoptando una actitud cifótica, ya que el cuerpo se cae hacia adelante y los huesos ya no son lo que eran en su momento.
Existen tres zonas donde es más factible la fractura: la cadera, la columna vertebral y la muñecas. La disminución en tamaño de una persona con osteoporosis es de 5 a 10 centímetros; hay que prestar mucha atención cuando se superan los 5 centímetros, ya que el problema está presente.
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