Se consideran como aditivos a aquellas sustancias añadidas intencionalmente a los alimentos para mejorar sus propiedades físicas, sabor, conservación, etc., pero no a aquellas añadidas con el objetivo de aumentar su valor nutritivo. En aquellos casos en los que la sustancia añadida es eliminada, o la cantidad de ella que queda en el alimento no tiene función alguna, no se considera un aditivo sino un agente auxiliar de fabricación.
Algunos aditivos, como la sal o el vinagre, se utilizan desde la prehistoria. Las consideraciones ligadas a la protección de la salud hacen que los aditivos estén sometidos a un control legal estricto en todos los países.
Los aditivos más utilizados son la sal (cloruro sódico), que no es considerado en general como un aditivo, los mono y diglicéridos (emulsionantes), el caramelo (colorante), el ácido cítrico (secuestrante y acidificante), el vinagre o ácido acético (acidificante y conservante), el bicarbonato sódico (para las levaduras químicas), el ácido fosfórico y el glutamato sódico (potenciador del sabor).
ADITIVOS: ¿RIESGO PARA LA SALUD?
Aunque mucha gente es muy escéptica con
respecto a los aditivos, si no se usaran, muchos alimentos frescos no se podrían llegar a
consumir. En el mundo moderno es imposible que todos puedan comer los alimentos recién
cosechados del huerto o extraídos de la granja. Así que, sin el empleo de unos
determinados aditivos, algunos alimentos se estropearían después de uno o dos días de
almacenaje debido a las bacterias, la levadura y el moho, de modo que ciertos aditivos nos
protegen contra un posible envenenamiento. De hecho, algunos de ellos son sustancias
naturales tales como la sal, el azafrán, la cúrcuma, la vitamina C y la lecitina, por
ejemplo. Otros son imitaciones sintéticas de una sustancia natural, pero fabricadas en
dosis altamente concentradas, como la riboflavina y el ácido ascórbico. Sin embargo, la
mayor parte de los aditivos se producen en laboratorios químicos. Entre ellos figuran la
tartracina y los edulcorantes artificiales, como la sacarina u otros. Todos ellos tienen
su propio código que debe especificarse visiblemente en la etiqueta del producto.
En general, todos los aditivos son sometidos a rigurosos pruebas. Se prohibe el empleo de cualquiera de ellos que produzca efectos secundarios, y para cada una de las sustancias se ha establecido un nivel de seguridad que ningún fabricante debe exceder. Naturalmente, este nivel se mantiene en un mínimo permitido, muy por debajo de aquel fijado como seguro para el consumo humano, como garantía de seguridad para aquellos que ingieren una mayor cantidad de alimentos preparados.
Lo cierto es que los alimentos sin aditivos son más recomendables que aquellos que sí los contienen, sin embargo, cada día es más difícil conseguirlos en supermercados y tiendas de comestibles. Además, no todos tienen la oportunidad de vivir en un pueblo donde se cultivan los alimentos que se consumen, ya que la mayoría reside en grandes ciudades alejadas de los centros de producción. Prioriza siempre aquellos productos que contienen pocos aditivos y sólo los necesarios para su conservación, evitando, de ser posible, los que incluyen colorantes y saborizantes artificiales.
En general, todos los aditivos son sometidos a rigurosos pruebas. Se prohibe el empleo de cualquiera de ellos que produzca efectos secundarios, y para cada una de las sustancias se ha establecido un nivel de seguridad que ningún fabricante debe exceder. Naturalmente, este nivel se mantiene en un mínimo permitido, muy por debajo de aquel fijado como seguro para el consumo humano, como garantía de seguridad para aquellos que ingieren una mayor cantidad de alimentos preparados.
Lo cierto es que los alimentos sin aditivos son más recomendables que aquellos que sí los contienen, sin embargo, cada día es más difícil conseguirlos en supermercados y tiendas de comestibles. Además, no todos tienen la oportunidad de vivir en un pueblo donde se cultivan los alimentos que se consumen, ya que la mayoría reside en grandes ciudades alejadas de los centros de producción. Prioriza siempre aquellos productos que contienen pocos aditivos y sólo los necesarios para su conservación, evitando, de ser posible, los que incluyen colorantes y saborizantes artificiales.
ADITIVOS: CANCER E HIPERACTIVIDAD
INFANTIL
Las diversas investigaciones dedicadas a
encontrar una posible relación entre los aditivos y determinadas enfermedades han llegado
a la conclusión de que un 35% de todos los tipos de cáncer están vinculados con la
alimentación. Sin embargo, los productos más sospechosos son los llamados «naturales»,
tales como la carne ahumada y el alcohol. No se tiene constancia de que los aditivos
puedan contribuir a la incidencia de las enfermedades cancerosas. Al contrario, los
conservantes que evitan la formación de moho sirven incluso para prevenir el cáncer, ya
que el moho en sí se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar un cáncer
estomacal o en el esófago. Asimismo, es posible que los antioxidantes intervengan en la
prevención de otros tipos de cáncer.
Algunas veces se considera que los aditivos comunes, tales como la tartracina amarilla, son los responsables de causar hiperactividad en algunos niños. Realmente parece ser que ciertos niños desarrollan determinadas reacciones alérgicas a los aditivos, los cuales, ocasionalmente, llegan a alterar notablemente su conducta. No obstante, en la mayoría de casos de hiperactividad infantil no se ha podido comprobar que realmente exista una relación entre los aditivos alimentarios y la conducta.
Algunas veces se considera que los aditivos comunes, tales como la tartracina amarilla, son los responsables de causar hiperactividad en algunos niños. Realmente parece ser que ciertos niños desarrollan determinadas reacciones alérgicas a los aditivos, los cuales, ocasionalmente, llegan a alterar notablemente su conducta. No obstante, en la mayoría de casos de hiperactividad infantil no se ha podido comprobar que realmente exista una relación entre los aditivos alimentarios y la conducta.
- Colorantes, que pueden ser naturales o bien artificiales.
- Conservantes, entre los que están incluidos nitratos y nitritos.
- Antioxidantes.
- Secuestrantes de metales, entre los que se incluyen los fosfatos, aunque estas sustancias se utilizan también para otras funciones.
- Gelificantes, espesantes y estabilizantes.
- Emulsionantes.
- Potenciadores del sabor.
- Edulcorantes bajos en calorías.
- Otros aditivos, entre los que se incluyen los acidulantes y correctores de acidez, distintas sustancias minerales, antiaglutinantes, antiespumantes, sustancias para el tratamiento de harinas, etc.
- Los aromas son un grupo con características especiales, tanto por el gran número de sustancias presentes en este grupo como por las peculiaridades de la legislación que les afecta. También tienen gran interés los enzimas, cada vez más utilizados por la industria alimentaria en diferentes aspectos del procesado, aunque no sean propiamente aditivos.
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