lunes, 13 de enero de 2014

Vigor, energía y actitud positiva: La otra cara del estrés



No podemos vivir sin estrés, nuestro organismo no puede procesar adecuadamente la tensión y la angustia que dominan el ritmo de vida actual. Tal es así que los médicos de hoy aceptan una nueva teoría sobre este tema: la existencia de un estrés bueno o positivo, conocido científicamente como eustrés. El eustrés no sólo es necesario, sino que además es indispensable para alcanzar un estado de plenitud tanto física como mental, para aumentar la felicidad y para disfrutar la vida con otro sabor.
Sólo a modo de ejemplo, puede decirse que en el estrés pasa lo mismo que en el colesterol, hay uno que hace bien y otro que hace mal. De ahí que sea necesario evitar el estrés malo (o distrés) y promover el estrés bueno, para inclinar la balanza hacia el lado de la salud y el bienestar. Paradójicamente, las recetas para atacar el estrés malo son las mismas que se utilizan para potenciar el bueno. Así, no es necesario preocuparse por separado de cada uno, sino más bien trabajar en conjunto para vencer a uno y reemplazarlo por el otro. 

Estrés positivo: El camino de la motivación

El estrés bueno o positivo activa nuestro sistema nervioso y nos pone en alerta, con la guardia alta para enfrentar desafíos, riesgos y resolver con éxito distintas situaciones. Con un buen manejo de éste, puede contribuir a que la gente se sienta feliz en su trabajo, eleve su autoestima y se encuentre continuamente motivada. Esta especie de estrés placentero está relacionado con el cumplimiento de objetivos y la sensación de haber triunfado cuando se concretan satisfactoriamente.
Por su parte, el distrés es un proceso que sale a exposición en el momento en que un individuo no puede afrontar determinada situación que se le presenta. Existen momentos en que se pone en juego toda la capacidad de respuesta del organismo, y aún así no alcanza para resolver el problema. Este proceso se identificó tanto con la palabra estrés, que sus efectos se asociaron como los únicos de los estados de euforia, cuando en realidad existe la otra cara de la moneda. En este sentido, investigaciones científicas realizadas en los Estados Unidos determinaron que más de la mitad de la sociedad laboral tiene un estrés que puede resolverse, es decir, un estrés bueno. Los especialistas indican que a ellos, las tensiones de la vida cotidiana les aumenta el rendimiento y les permite erradicar cualquier signo de depresión o ansiedad. Otros, en cambio no consiguen asimilar las presiones diarias e inevitablemente desarrollan un estrés malo que les genera más de un problema en el organismo.

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