viernes, 3 de enero de 2014

Actitudes positivas para situaciones negativas



Comenzar el día con una predisposición positiva involucra una serie de factores que deben tenerse en cuenta tanto a nivel físico como mental. De esa forma nos podemos asegurar un estado de bienestar y vitalidad para enfrentar con éxito las preocupaciones propias del trabajo y la casa. Lo primero que uno debe hacer al levantarse es mover rítmicamente los brazos y las piernas de manera tal que podamos estirar los músculos y acomodar los huesos, ya que durante muchas horas han permanecido inmóviles.
Luego es aconsejable tomar un buen baño y posteriormente un desayuno bastante abundante que incluya frutas y cereales. Antes de salir de la casa, conviene centrarse en una visión alentadora del día, pese a todos los problemas que puedan llegar a presentarse. Así estaremos preparados para liberar el estrés y las tensiones diarias de forma rápida y sin que ello nos afecte el estado anímico con el cual comenzamos el día.
Debemos tener en cuenta que los pensamientos siempre condicionan nuestra forma de conducirnos frente a la vida y la manera de interactuar con las personas que nos rodean. Por eso es importante purificar la mente saturándola de pensamientos positivos y aislándola de toda idea negativa. Esto sólo se logra si existe una verdadera conciencia de lo que implica tener una actitud positiva frente a todos los avatares que nos presenta la vida día a día.

Meditación: El camino hacia el autocontrol

Detenerse un momento en la vereda para observar como se mueve la gente, es una forma de meditar. Aunque parezca increíble, la meditación es una actividad mental que puede llevarse a cabo en cualquier momento y lugar, y sirve para controlar las situaciones difíciles sin llegar a perder la cabeza. La práctica de la meditación consiste en respirar profundamente sin hacer nada, con la mente relajada dejando que las cosas se vean como pasajeras.
Si un problema que no podemos resolver nos tiene a mal traer, lo mejor que podemos hacer es abstraernos de él y pensar por unos segundos en nuestro organismo (como se vería desde adentro). Esto contribuye a fortalecer nuestra salud física y mental y a olvidarnos del problema, al menos hasta que le encontremos una solución concreta. Una de las técnicas para lograrlo consiste en respirar de manera profunda, con la mente en distendida y los músculos completamente relajados (como si no respondieran los estímulos). Respirar adecuadamente es en cierto modo una solución definitiva para abandonar los impulsos y calmar los nervios.

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