martes, 28 de enero de 2014

Metabolismo y alimentos: Claves para el peso ideal



Todos los procesos químicos que tienen lugar en el organismo reciben el nombre de “metabolismo”. Un resultado de los procesos metabólicos es la producción de energía, que procede de la combustión de fuentes de energía (calorías) de los alimentos. Por su parte, el índice metabólico basal es la energía que el cuerpo consume en estado de reposo, para hacer frente a todas las funciones básicas del cuerpo, como la respiración y el funcionamiento cardíaco. Está controlado por hormonas y aumenta en respuesta al ejercicio y a factores psicológicos tales como el miedo. En un sentido general, el metabolismo controla la asimilación de los nutrientes y la eliminación de los desechos tóxicos del organismo, regulando de alguna manera la relación entre los alimentos que se ingieren y las calorías que se consumen y o se acumulan. Por eso el funcionamiento metabólico está estrechamente vinculado con el peso corporal.
Una persona puede tener un índice metabólico bajo de forma natural, debido quizá a una deficiencia en una de las hormonas que controlan el metabolismo. Esta lentitud en el funcionamiento puede dar lugar a que el cuerpo queme la energía con menos eficacia. Así la persona puede ganar peso más fácilmente, lo que obligaría a establecer una mayor división de las comidas pero en cantidades pequeñas, para acelerar el metabolismo y evitar un sobrepeso. Por otra parte, la escasez de alimentos también puede ralentizar el proceso metabólico, ya que el metabolismo necesita aprovisionar energía para hacer frente a la carencia de alimentos. Por eso las dietas estrictas suelen producir un efecto adverso en las personas, que terminan ganando peso en lugar de perderlo. 

Nutrición y peso corporal

Las personas tienen necesidades dietéticas especiales en las diferentes etapas de la vida. Por ejemplo, los niños menores de cinco años necesitan comer productos lácteos enteros, que son esenciales para el crecimiento y el desarrollo. Los adolescentes necesitan calcio y vitamina D adicionales para asegurar que sus huesos alcancen la máxima densidad a los 20 años. Los ancianos también necesitan consumir bastante vitamina D, que ayuda a mejorar la absorción de calcio con el fin de conservar la salud de los huesos. Así y todo, para cada momento es preciso considerar una óptima nutrición conservando un peso aceptable.
Con una creciente tendencia hacia estilos de vida menos activos y dietas que tienden a ser ricas en grasa, muchas personas tienen dificultades para evitar el exceso de grasa en el cuerpo. No existe un peso ideal general, ya que los factores determinantes como la edad, la forma del cuerpo, la genética y la constitución metabólica varían de una persona a otra. Sin embargo, a partir de los 18 a 20 años de edad, un peso corporal normal se aprecia visiblemente frente al espejo, y es el que muestra una figura con músculos firmes y sin grasa. Para conseguirlo es preciso adecuar la alimentación a la química de cada cuerpo, evaluando con exactitud el funcionamiento metabólico, la ingesta de alimentos y el nivel de actividad física. Sólo la coordinación y el equilibrio entre estos tres factores puede asegurar un peso corporal ideal y saludable.

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