viernes, 3 de enero de 2014

La nueva pirámide la alimentación integral



Una alimentación integral es aquella que considera a todos los nutrientes como indispensables para el óptimo funcionamiento del organismo y el equilibrio en la búsqueda del peso corporal ideal. A diferencia de las dietas estrictas, que suprimen las grasas, algunas proteínas (como carnes) e inclusive cierta cantidad de hidratos de carbono, la alimentación integral sugiere comer de todo de acuerdo a los mecanismos naturales del cuerpo que regulan cuánto y cuándo comer. La premisa básica consiste en indicar a la sensación de hambre como la clave de la ingestión de alimentos, pero sin descuidar los hábitos aprendidos desde la niñez sobre los horarios y las divisiones de las comidas.
Comer bien no implica contar calorías y contabilizar cada gramo de alimento, sino intentar un balance de nutrientes de acuerdo a las necesidades energéticas del cuerpo, estableciendo pautas alimentarias que sirvan de guía para saber qué cantidad se debe ingerir de tal o cual alimento. Para ello, la nutrición y dietética ha establecido lo que se denomina la “pirámide de la alimentación”, un gráfico que describe la cantidad de porciones de comida que deben consumirse de acuerdo a la ubicación de los diferentes grupos de alimentos (o sea, de acuerdo a sus nutrientes). Así, la base implica un mayor consumo, mientras que la punta un consumo escaso y moderado.

Una visión novedosa y revolucionaria

Hasta el momento, los hidratos de carbono complejos o almidones (pan, pastas, cereales y arroz) eran considerados la base de la nutrición moderna por su aporte energético y sus efectos en el organismo. Sin embargo, se ha demostrado que existen otros elementos que son igual de importantes que los almidones: las vitaminas y los minerales. La carencia de vitaminas y minerales produce serios trastornos de salud, ya que su consumo es imprescindible para el normal funcionamiento fisiológico del organismo. Otra ventaja que poseen es que, por tratarse de oligoelementos, no producen ninguna acumulación extra de grasa en el cuerpo. Esto ha dado lugar a que se destaque su consumo aumentando las porciones dentro de la denominada pirámide alimenticia y relegando un escalón hacia arriba a los hidratos de carbono.
La principal fuente de vitaminas y minerales son las frutas y verduras. Si bien alguna de ellas aportan otros nutrientes como almidones (en el caso de las papas y los boniatos), grasas (los dátiles y los aguacates o paltas) y azúcares simples (manzana, pera y banana), lo cierto es que su consumo debe interactuar con el resto de los alimentos. Pues no se trata de reemplazar una pasta por una verdura, sino de complementar el aporte nutritivo en favor de un bienestar general. De esta forma, con el nuevo replanteo del esquema nutritivo básico es posible mantener una alimentación balanceada sin sufrir los trastornos del sobrepeso o la obesidad,  los problemas de irritabilidad, estrés, fatiga, y fundamentalmente, los malestares crónicos producidos por desnutrición.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario