martes, 4 de marzo de 2014

El sol y su papel en el bienestar



Los efectos benéficos del sol afectan a toda forma de vida en nuestro planeta, promoviendo e interviniendo activamente en los procesos metabólicos, de tal manera que sin sol, la vida no es posible. Y no sólo se manifiesta su intervención en los aspectos físicos, su mayor o menor presencia, imprime el carácter de los habitantes de cada región del planeta. Así, las personas que viven en regiones tropicales sufren una mayor exposición al sol y sus cuerpos lucen una piel más morena y resistente a los rayos solares, mientras que aquellas que residen en zonas más frías tienden a poseer una piel blanca y más sensible a la luz solar.
El sol constituye uno de los principios formadores de la vitamina D en el organismo, y su falta produce raquitismo sobre todo en personas muy jóvenes, bebés y niños, que no reciben la suficiente cantidad de luz solar. Esta carencia provoca serios inconvenientes en la preservación de la salud y el bienestar físico. Asimismo, la exposición solar previene, sobre todo en las personas del sexo femenino, la osteoporosis y colabora en la recuperación de afecciones de piel tales como acné, psoriasis, vitíligo y pitiriasis rosada. En esos casos, es aconsejable extremar los cuidados para evitar quemaduras que pueden agravar la dolencia. 

Más sol, más alegría

A nivel psicológico la luz solar predispone el ánimo favorablemente, una situación que podemos verificar en nuestra experiencia cotidiana. Estudios comparativos realizados en poblaciones asentadas en diversos lugares del planeta, demuestran que los pueblos tropicales se expresan a través de su carácter y sus expresiones artísticas con un mayor optimismo y alegría.
Desde tiempo remotos, los chinos emplearon el sol y el aire libre como excelentes baños revitalizantes, tanto para el cuerpo como la mente. Pasar por lo menos media hora del día al aire libre actuará como un excelente tónico para el cuerpo. Se puede disfrutar de este baño de diversas maneras: caminado, trotando, andando en bicicleta o simplemente sentado en una plaza, un parque, en el patio o la terraza de la casa. Lo importante es poder contemplar el cielo y llenar los pulmones de aire puro. A la vez, es fantástico dedicar un buen rato bajo el sol. En verano debe hacerse con la piel protegida, pero en invierno puede disfrutarse sin problemas. La luz y el calor del sol actúan como remedio contra la depresión, la anemia, mejora las secreciones hormonales, actúa como desinfectante y calcifica huesos y dientes.

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