viernes, 21 de marzo de 2014

Cuando comer de más se convierte en un trastorno



Cuando el cuerpo consume más alimentos (calorías) de los que realmente necesita, transforma el exceso en células de grasa que acumula en diferentes zonas (abdomen, cola, piernas, brazos, pecho, etc.). Sin embargo, la grasa en el cuerpo cumple múltiples funciones, es un aislante térmico para conservar el calor, amortigua impactos, es parte constituyente de todas las célu­las del organismo y protege a los órganos blandos. No es perjudicial en sí misma, sólo si se acumula en un porcentaje mayor al que el organismo necesita para conservar un óptimo estado de salud. Así, un simple exceso de tejido graso (adiposidad) se puede convertir en una enfermedad que supera los límites de la estética: la obesidad. Este trastorno es diagnosticable cuando la grasa corporal total es mayor al 15% en los hombres y al 30 % en las mujeres.
Por otra parte, la pérdida del control de peso es muy frecuente cuando unos inofensivos kilos de más superan el margen previsto para el peso corporal ideal de cada individuo. Si bien es cierto que un sobrepeso no necesariamente implica obesidad, no prestar atención a la balanza suele ser el comienzo de un problema que podría evitarse. Asimismo, la obesidad es de origen multifactorial: herencia, edad, tipo de actividad, son condicionantes para el desarrollo de tejido graso, pero el factor que destaca entre todos por lo perjudicial de su efecto y por la posibilidad de actuar sobre él, es el estilo de alimentación. El desequilibrio entre la cantidad de energía que ingerimos y la que realmente uti­lizamos y la alimentación con alto con­tenido graso y pobre en fibras (frutas, verduras, cereales integrales), son factores determinantes en el desarrollo de la obesi­dad. 

Kilos de más que deforman la figura

La obesidad es una enfermedad asociada con la alimentación, que además de generar trastornos a nivel orgánico, influye negativamente en la silueta y la salud mental de quien la padece. El exceso de peso se traduce literalmente en una deformación de la figura corporal, con consecuencias que intervienen directamente en las relaciones que establece la persona obesa con su entorno laboral, social e incluso familiar. Aunque la obesidad es ampliamente tratable, evitar una situación extrema puede ser la mejor prevención para ciertos problemas psicológicos que se derivan de la visión que tiene la persona obesa de sí misma.
En la actualidad, los médicos y nutricionistas utilizan el “Índice de Masa Corporal” o IMC para determinar si el peso corporal de una persona es el adecuado o no. Para ello aplican una fórmula muy sencilla que consiste en dividir el peso actual (expresado en kilogramos) por la altura elevada al cuadrado (expresada en metros). Esto es, peso / estatura2. Se compara el resultado de la operación matemática con una tabla, que indica un peso normal o ideal para valores comprendidos entre 20 y 25. Por debajo de 20 existe riesgo de desnutrición o mala alimentación, mientras que por encima de 25 se registra un exceso de peso que puede ir desde sobrepeso hasta obesidad mórbida (valores superiores a 35). Por ejemplo, si pesas 82 kilos y mides 1,85 metros, la fórmula aplicable es: 82 / 1,852 = 82 / 3,4225 = 23,95; este valor indica que tu peso es normal.

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