viernes, 7 de marzo de 2014

Actividad física para un cuerpo nuevo



A medida que las personas van creciendo dejan de lado la actividad física y aumentan sus responsabilidades laborales y sociales. Más aún, muchas consideran que el deporte y el ejercicio físico es una “obligación” para los niños y adolescentes en etapa de crecimiento. Esta idea totalmente errónea conduce a una penosa realidad que se acrecienta cada vez más: una enorme masa de individuos sedentarios y con serios trastornos de salud (desde sobrepeso hasta enfermedades coronarias).
Llevar a cabo una actividad física regularmente es tan necesario como alimentarnos o descansar, pues sin ella nuestro cuerpo no tiene la oportunidad de hacerle frente al inevitable paso de los años. Envejecer es parte de la naturaleza humana y de todos los seres vivos que habitan la Tierra, sin embargo conservar la salud y aumentar el bienestar es algo que cada uno de nosotros puede controlar, independientemente de la edad. Para ello, es imprescindible mantenerse activo toda la vida, incorporando el hábito del ejercicio desde que comenzamos a tener conciencia de las consecuencias negativas que produce la inactividad. Poseer un óptimo estado de salud y buena forma física es un hecho que no tiene precio, pero que todos podemos alcanzar con tan sólo un poco de voluntad. Así, la idea de recuperar la juventud perdida deja de ser un sueño para convertirse en una realidad posible. 

Actividad física: La mejor opción para no deprimirse

La actividad física regular permite conservar la energía y el vigor necesario para enfrentar los avatares del día a día. Además, estimula la creatividad mental y nos predispone anímicamente para aceptarnos tal cual somos. El hecho de cumplir años muchas veces trae angustia y depresión porque consideramos que avanzamos lentamente hacia la madurez, y que a partir de ahí comenzaremos el inevitable camino hacia la vejez. Con el paso del tiempo llegamos a pensar que lo mejor de la vida, lo más divertido, ha quedado en el pasado. Sobre todo hacemos alusión a lo que podíamos hacer antes, cuando aún conservábamos nuestro cuerpo y nuestra energía vital intactas. Pero en realidad, perder eso que anhelamos puede evitarse si adoptamos un estilo de vida activo, que nos permita conservar aquellos aspectos que nunca envejecen: el espíritu y las ganas de hacer cosas.
Cumplir años no es un motivo válido para deprimirse, sino para recobrar el interés por nuestro cuidado estético, físico, intelectual y espiritual. Llegada cierta etapa de nuestras vidas es necesario tratar de organizarnos y establecer prioridades sobre aquellas cosas que nos hagan sentir bien de verdad. La imagen de juventud, la energía, su vitalidad, la agilidad mental y la fuerza interior son las características que más se cotizan en la búsqueda del bienestar. En cambio, el parecer mayor, estresado o con problemas físicos no tiene ningún valor. La actividad física debe ser divertida, llenar de energía e introducir cambios positivos en nuestras vidas. La adicción al trabajo nos hace perder de vista lo maravilloso que es recrearse, vivir plenamente y estar conformes con nosotros mismos, no como profesionales, sino como personas saludables y felices.

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