Los alimentos que contienen una importante cantidad de
vitaminas, minerales, fibra y agua son los grandes aliados de la depuración y
renovación del organismo. Estos elementos además de permitir la eliminación de
las toxinas, producen una revitalización general de todos los órganos del
cuerpo (principalmente el hígado y los riñones) y permiten deshinchar el cuerpo
provocando una pérdida de peso. Así, el organismo consigue reponerse de manera
rápida y natural preparándose para trabajar nuevamente al cien por cien.
Por otro lado, los antioxidantes como la vitamina C y E, el
betacaroteno, el zinc y el selenio, contrarrestan el efecto que las sustancias
nocivas (conocidas como radicales libres) producen en el metabolismo. Y para
que la alimentación sea realmente vital y cumpla con todos sus objetivos, es
preciso incorporar una importante cantidad de frutas y verduras, ya que son la
fuente más importantes de los componentes depurativos y energizantes.
También ciertas pautas alimenticias promueven la renovación
constante del organismo sin que uno deba someterse a una dieta estricta. Entre
los secretos para eliminar toxinas pueden considerarse:
- Beber abundante agua mineral fresca durante todo el día. Lo ideal son 2 litros diarios y siempre fuera de las comidas. También las tisanas naturales son muy buenas y además poseen un efecto depurativo mayor que el agua.
- Beber en el desayuno y la merienda una taza de “infusión depurativa” preparada de la siguiente forma: en un litro de agua poner a hervir una cucharada de manzanilla, una de diente de león y una cola de caballo. Se debe colar y beber siempre tibia.
- Los licuados son grandes aliados de la alimentación depurativa. Si sentimos hambre nada mejor que beber un licuado natural de frutas sin azúcar. Se preparan generalmente con un vaso de agua y cualquier tipo de fruta. También los jugos de frutas (naranja o pomelo) son ideales para beber durante todo el día.
Desayunar bien para sentirse mejor
El desayuno es la primera comida del día, y quizá la más
importante. A través de él debemos proveerle al cuerpo lo nutrientes necesarios
como para comenzar el día con energía y vigor, pero sin descuidar el aspecto
depurativo. Por eso tomar un desayuno energético durante una semana puede
contribuir en la renovación total del organismo. A modo de ejemplo puede
considerarse un desayuno que incluya:
- Una taza de té verde o alguna otra hierba natural depurativa (manzanilla, menta o boldo).
- Una o dos rebanadas de pan integral (elaborado con harina integral orgánica) untadas con queso blanco descremado.
- Una porción de postre energético preparado de la siguiente manera: Moler (en procesadora o molinillo de café) una cucharada de semillas de girasol, una de semillas de lino y otra de semillas de sésamo. Luego mezclar la harina resultante con 200 cc de yogur descremado natural o leche de soja natural con una fruta fresca rallada o cortada en trozos a elección (debe estar bien madura). Finalmente se agrega una cucharadita de germen de trigo y una de levadura de cerveza.
La alimentación
natural y sus beneficios
En términos generales una alimentación sana y natural es de
por sí depurativa, y debe prescindir de los alimentos que contienen aditivos o
conservantes químicos, además de los aceites hidrogenados (contenidos en las margarinas),
todo tipo de frituras, los dulces (golosinas y productos de pastelería), el
chocolate, los alimentos enlatados y procesados de cualquier tipo, las carnes
grasas, los condimentos preparados (mayonesa, salsa golf, mostaza y ketchup),
las bebidas con cafeína (café, té y bebidas gaseosas), el tabaco y el alcohol.
Como todos estos alimentos generan una enorme cantidad de toxinas en nuestro
organismo es importante disminuir su consumo, y no sólo durante una dieta de
desintoxicación, sino a lo largo de nuestra vida.
En contrapartida aparecen los alimentos saludables y
naturales que promueven el adecuado funcionamiento fisiológico de todo el
cuerpo, manteniendo siempre en forma al corazón, hígado, riñones, estómago e
intestinos. Los que deben consumirse habitualmente son: todo tipo de cereales
integrales y sus derivados (panes, pastas y granos), todo tipo de fruta y
verdura fresca (crudas o cocidas), lácteos descremados, huevos (hasta tres por
semana), carnes magras (principalmente aves y pescados), legumbres, frutos
secos y bebidas naturales (agua, juegos de frutas e infusiones de hierbas).
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