“Cuando experimentamos la aceptación disfrutamos todo tal como es. No tenemos necesidad de cambiar nada. Las cosas son así, y así están bien. Son hermosas tal como están. Nuestras imágenes y nuestros pensamientos están enamorados de la exquisitez de las cosas. La vida es alegre.”
—Hale Dowskin
Escritor, Autor del Método Sedona.
La aceptación total y completa de la vida suele aparecer cuando el nivel de sufrimiento y dolor llega a un límite intolerable e insoportable para uno mismo. Allí es cuando decidimos un cambio, que comienza con la aceptación de todo lo que acontece en nuestras vidas, sea bueno, malo o regular para nuestra mente. Desde este preciso instante podemos decidir aceptar las cosas tal y como son, porque sólo a partir de la aceptación se produce un cambio. Esta ley universal promueve una transformación tan grande y espectacular en nuestras vidas, que la vida literalmente se modifica, y aflora nuestro auténtico carácter y nuestra esencia como seres humanos.
No son las situaciones o las relaciones con otras personas las que generan sufrimiento, en realidad la interpretación de ellas es lo que crea el sufrimiento. La aceptación de las situaciones y las relaciones con otras personas termina con el sufrimiento infligido por la mente. Es el primer paso para el cambio, no solo de percepción o interpretación, sino para el cambio de vida. Es el “punto de partida” en un nuevo camino, el camino de la felicidad. La aceptación total es la no resistencia total, es el fluir de la vida, es disfrutar espontáneamente el presente, como sucede con todos los seres vivos que interactúan con la Naturaleza, no se resisten a ella o intentan en vano cambiarla. Es como desear que no salga el Sol, si nos resistimos a ello nuestra vida se volverá desdichada, pero si lo aceptamos, podremos disfrutar de su calor.
“Acepta, después actúa. Lo que quiera que contenga el momento presente, acéptalo como si lo hubieses elegido. Trabaja siempre con él, no contra él. Hazlo tú amigo y aliado, no tu enemigo. Esto transformará milagrosamente toda tu vida.”
—Eckhart Tolle
Escritor, Maestro Espiritual.
Una de las claves de la Ley de la Aceptación consiste literalmente en dejar de resistirse a las circunstancias y personas que hoy están en nuestra vida. Porque al aceptar encontramos paz, y esa paz interior es la que nos predispone para que los milagros ocurran. Mágicamente todo cambia cuando uno deja de resistirse, y es inmediato. Por ley, la aceptación es el comienzo de todo cambio, que es diferente a resignarse, porque cuando aceptamos nos comprometemos a cambiar, nos ponemos en acción. Mientras que cuando nos resignamos de alguna forma nos victimizamos y quedamos paralizados sin poder avanzar o crecer.
La resistencia aumenta la persistencia a una situación o realidad determinada. No resistirse implica aceptar plena y responsablemente lo que sucede, no lo que sucedió o sucederá, sino lo que sucede en el presente, el único momento con el que contamos. Al dejar de resistirnos —por ejemplo, a la soledad— todo cambia, pero de una manera casi mágica. Es un clic mental, ya no nos aflige lo que acontece, y esa no resistencia que se traduce en libertad interior, transforma el muro de nuestra realidad actual en un peldaño hacia una nueva vida. Y esto ocurre desde el mismo momento en que dejamos de resistirnos, no es algo que haya que esperar. Cada vez que actuamos de acuerdo a una ley universal, la transformación es instantánea, porque la diferencia está en que ahora fluimos con toda la energía y fuerza infinita del Universo. Nuestra vida se convierte en un Paraíso, pero a cada instante porque aceptamos todo sin resistirnos a lo que simplemente es.
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