El culto al cuerpo ha ido transformando los hábitos
alimenticios de miles de personas. Esta preocupación, llevada al extremo, ha
sido la causa de enfermedades tan graves como la anorexia y la bulimia. En
ambos casos, lo importante era comer poco para tener un cuerpo diez puntos. Con
los años, estas patologías han derivado en una preocupación irracional sobre la
calidad de los alimentos.
Hay consumidores que sólo están dispuestos a ingerir productos catalogados como biológicamente puros, sin aditivos, sin conservantes ni colorantes. Incluso van más allá, porque dejarían de comer si no estuvieran seguros de que los alimentos que van a ingerir cumplen esas condiciones. Esta obsesión da lugar a un trastorno: la ortorexia. La persona que lo padece convierte la comida en el centro de su vida. Y esta actitud puede resultar peligrosa para su salud y para su equilibrio emocional.
El creador del vocablo es Steven Bratman, un médico estadounidense (profesional de las medicinas alternativas) que durante años defendió la teoría de una dieta para alcanzar un estado de salud pleno. Estar conscientes por comer sano es perfectamente comprensible e incluso conveniente para el buen funcionamiento de nuestro organismo, porque previene algunas enfermedades. El problema surge cuando ese fin se convierte en una auténtica obsesión. Bratman experimentó en sus propias carnes las consecuencias que puede sufrir una persona que centra su vida en una alimentación excesivamente estricta o severa.
Hay consumidores que sólo están dispuestos a ingerir productos catalogados como biológicamente puros, sin aditivos, sin conservantes ni colorantes. Incluso van más allá, porque dejarían de comer si no estuvieran seguros de que los alimentos que van a ingerir cumplen esas condiciones. Esta obsesión da lugar a un trastorno: la ortorexia. La persona que lo padece convierte la comida en el centro de su vida. Y esta actitud puede resultar peligrosa para su salud y para su equilibrio emocional.
El creador del vocablo es Steven Bratman, un médico estadounidense (profesional de las medicinas alternativas) que durante años defendió la teoría de una dieta para alcanzar un estado de salud pleno. Estar conscientes por comer sano es perfectamente comprensible e incluso conveniente para el buen funcionamiento de nuestro organismo, porque previene algunas enfermedades. El problema surge cuando ese fin se convierte en una auténtica obsesión. Bratman experimentó en sus propias carnes las consecuencias que puede sufrir una persona que centra su vida en una alimentación excesivamente estricta o severa.
De la dieta
alimentaria al trastorno psicológico
La tendencia, compulsiva en muchas ocasiones, por conservar
una figura esbelta ha terminado en enfermedad. Ha sido el caso de la anorexia y
la bulimia, donde el problema era la cantidad de comida ingerida. En la
ortorexia ocurre lo contrario: la obsesión es por la calidad de los alimentos,
no por su cantidad. De una dieta estricta, controlando el consumo de ciertos
alimentos, se pasa al trastorno obsesivo. Pero hay mucha controversia sobre
este trastorno de la conducta alimentaria (TCA). Las asociaciones médicas
internacionales aún no la aceptan como una enfermedad. Aunque muchos médicos
rehúsan hablar del tema, algunos psiquiatras lo ven como un problema fóbico, o
como “una preocupación obsesiva y excesiva por el deseo de comer sano”.
En todos los casos de ortorexia, el miedo juega un papel fundamental: existe un pánico excesivo a comer de una forma convencional. Sin embargo, conviene diferenciar en este punto hábitos en la nutrición como la macrobiótica o la comida vegetariana, que nada tiene que ver con la ortorexia. Los estilos de vida propuestos por ciertas disciplinas tienen como único objetivo promover el bienestar del cuerpo y la mente, y lejos están de las obsesiones por tal o cual alimento.
En todos los casos de ortorexia, el miedo juega un papel fundamental: existe un pánico excesivo a comer de una forma convencional. Sin embargo, conviene diferenciar en este punto hábitos en la nutrición como la macrobiótica o la comida vegetariana, que nada tiene que ver con la ortorexia. Los estilos de vida propuestos por ciertas disciplinas tienen como único objetivo promover el bienestar del cuerpo y la mente, y lejos están de las obsesiones por tal o cual alimento.
De la anorexia y
bulimia a la ortorexia
La anorexia y la bulimia, que sí son consideradas como
enfermedades, se hallan en la raíz de este nuevo trastorno de la conducta
alimentaria. La persona que sufre de ortorexia ha pasado previamente por una de
las dos patologías citadas y se ha quedado con un planteamiento de dieta
inadecuado, que termina transformándose en obsesión.
Según Bratman, descubridor del trastorno, quienes padecen ortorexia nerviosa rechazan la carne, las grasas, los alimentos cultivados con pesticidas o herbicidas y los que contengan sustancias artificiales, pero su obsesión por “comer sano” va más allá y se preocupan incluso por la forma de preparación de su comida y los recipientes en que los cocinan. Se decantan por verduras cortadas de una forma determinada y las cazuelas o platos que utilizan deben ser preferiblemente de madera o cerámica.
Según Bratman, descubridor del trastorno, quienes padecen ortorexia nerviosa rechazan la carne, las grasas, los alimentos cultivados con pesticidas o herbicidas y los que contengan sustancias artificiales, pero su obsesión por “comer sano” va más allá y se preocupan incluso por la forma de preparación de su comida y los recipientes en que los cocinan. Se decantan por verduras cortadas de una forma determinada y las cazuelas o platos que utilizan deben ser preferiblemente de madera o cerámica.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario