Aunque parezca increíble nuestro propio entorno de familiares y amigos
pueden reducir o causar estrés. Por eso es imprescindible fomentar las relaciones
íntimas y mejorar la capacidad de comunicación con los demás. Aunque eso sólo
no es suficiente, pues deben considerarse todas las estrategias como un todo
integrado para luchar contra el estrés: vivir tranquilo, no perder el control,
seguir una dieta sana y establecer relaciones sociales sólidas.
Además
ciertos ejercicios específicos pueden ayudar notablemente para construir una
personalidad serena y controlada, libre de todo estrés malicioso. Así, tomar
conciencia de la importancia de respirar correctamente puede ser el arma más
útil en nuestra lucha diaria contra las preocupaciones y agobios a los que nos
vemos sometidos. Para ello nada mejor que practicar regularmente una sesión
matinal de ejercicios respiratorios. En realidad no demandan más de 15 minutos
en total y es una magnífica forma de iniciar con vigor la jornada.
1.
Sentada en una banqueta, con los pies apoyados en el suelo, espirar al inclinar
el tronco hacia delante, mientras se mantienen las manos apoyadas en la
rodilla. Inspirar lentamente al volver a elevar el tronco.
2.
Inspirar profundamente por la nariz con las manos sobre el pecho, ensanchándolo
y retrayendo el vientre al espirar.
3.
Acostada boca arriba, con las piernas flexionadas y las manos sobre el pecho,
inspirar profundamente por la nariz hasta ensanchar las últimas costillas.
4.
De pie, con los brazos en cruz, inspirar elevándolos hasta que formen un ángulo
de 40 grados. Al expulsar el aire, volver a la posición inicial.
5.
Sentada en una silla, con los brazos doblados delante del pecho, tocándose la
punta de los dedos, inspirar moviéndolos para formar una cruz, y extenderlos
aún más hacia atrás; al espirar, volver los brazos lentamente hasta la posición
inicial.
6.
Acostada sobre un costado, con los brazos extendidos a lo largo del cuerpo,
inspirar elevando un brazo, y extenderlo hasta tocar el suelo con las yemas de
los dedos. Al espirar volver a colocar el brazo pegado al cuerpo.
7.
Sentada, al inspirar elevar uno o los dos brazos extendidos al máximo, con un
movimiento brusco al final; al expulsar el aire de los pulmones situar
lentamente los brazos sobre los muslos.
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