Estas son las preguntas que muchas mujeres se hacen a la
hora de conocer cómo pueden contrarrestar una dolencia que parece no tener
solución: la fatiga crónica.
¿Cuáles son las causas por las que se produce el síndrome
de “fatiga crónica”?
Las causas pueden ser muchas y aún no están del todo determinadas. Episodios que desencadenan estrés pueden provocar fatiga crónica: desde la muerte de un ser querido hasta una separación de pareja. En otros aspectos, desórdenes alimenticios en los que interviene la falta de Hierro o el exceso de azúcares. Otros trastornos que hacen notar cansancio están relacionados con un mal funcionamiento de las glándulas tiroideas o suprarrenales y, por lo general, se detectan en la persona cuando duerme más de lo habitual. También es muy frecuente la causa del estrés, al percibir signos de respiración lenta o acelerada incluso en estado de reposo. También las mujeres sedentarias suelen padecer fatiga crónica, lo que relaciona a esta dolencia con la falta de actividad física y recreativa.
¿La “fatiga crónica” es una dolencia típicamente
femenina?
Para nada, tanto mujeres como hombres pueden presentar signos de “fatiga crónica”. El cansancio persistente, el desgano y la falta de voluntad para hacer cosas pueden predecir que algo no está bien. Aunque se ha tipificado más en mujeres que en hombres debido a que en principio se presenta mayoritariamente más en las mujeres. Quizá esto se deba a que la mujer, por el rol que cumple (ama de casa, mamá, profesional exigente), necesite estar siempre alerta y ante cualquier disminución de su energía diaria se preocupe y termine realizando una consulta con un profesional de la salud
¿Si sospecho que padezco de fatiga crónica, qué debo
hacer?
En principio debes realizar una consulta con un médico clínico. Diagnosticar el síndrome de fatiga crónica no es nada fácil, y quizá en el estudio intervengan diferentes profesionales, incluso psicólogos. Pero no hay porque alarmarse ya que existen soluciones prácticas que tienden a revertir una situación de fatiga general más allá de sus causas precisas. En este sentido se ha descubierto que el estilo de vida también influye de algún modo en nuestro nivel de energía corporal y nuestro estado de ánimo y predisposición para hacer las cosas. Quien lleva una vida sumida en las preocupaciones, las tensiones y el estrés, de seguro que terminará con un cansancio persistente difícil de revertir. Por el contrario, mover el cuerpo y recrear la mente pueden ser dos armas muy eficaces contra la fatiga crónica.
¿Qué medidas puedo tomar para mejorar un aparente estado
de fatiga crónica?
Existen una serie de medidas efectivas para contrarrestar el excesivo cansancio, aunque si la situación avanza es necesaria la consulta al médico. Para ello debés tener en cuenta los siguientes puntos:
- Trata en lo posible de dormir lo que tu cuerpo te requiera, siempre dentro de los cánones normales de sueño (no más de 8 horas por noche).
- Aprende a expresar lo que sientes, sin llenarte de rencores o acumular problemas sin sentido alguno.
- No comas demasiado a la hora en el almuerzo o antes de acostarte. Busca un régimen alimenticio equilibrado. Evita el consumo excesivo de azúcar y café, ya que altera el sueño y los nervios.
- Si dispones de algún momento libre, no lo utilices sólo para dormir sino también para realizar alguna actividad recreativa.
- Realiza dos o tres veces a la semana actividad física en la cual utilices todo el cuerpo. Las ideales son la natación, ciclismo, footing (trote), etc.
- Si percibes que tu cansancio es temporal, realiza sesiones de masajes de relajación y tonificantes.
- Si la fatiga es física es recomendable el uso de "aceites esenciales" que actúan como estimulantes. Entre los más conocidos está el de pimienta negra, romero y limón.
- Busca un análisis especial como el de la psicoterapia para liberar problemas ocultos, asimilar tu vida y llegar a concretar tus metas
¿La “fatiga mental” está relacionada con la “fatiga
crónica”?
En principio no, aunque se trate de estados similares pero en diferentes planos, pues la fatiga crónica compromete todo el cuerpo. En cambio, la fatiga mental es el nombre que genéricamente recibe el agotamiento, la saturación y disminución de la atención; una de las capacidades centrales de nuestro cerebro. De ahí que el término "cansancio mental" esté mal empleado, pues el cerebro no sólo no se cansa, sino que cuanto más se usa mejor funciona, al contrario de lo que muchas personas creen. Más aún, lo peor que podemos hacer con nuestro cerebro es no usarlo. El "entrenamiento mental" consiste precisamente en promover la actividad mental y potenciar la atención. De esta manera los pensamientos creativos fluyen y liberan las tensiones acumuladas en la mente, generando al mismo tiempo un estado de bienestar mental.
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